Bebés
Cuidados del bebé

Altitud en la montaña y bebés: ¿Hasta dónde podemos subir?

SI vamos a escalar la montaña con un bebé es importante tener en cuenta la altitud. Así, los bebés hasta el año no podrán sobrepasar los 1.200 metros de altitud.

Pasar un día en la montaña es uno de los mejores planes familiares que podemos organizar, pero en el caso de ir con un bebé, además de llevar todo lo necesario para poder atenderle y de estar recomendado el uso de una mochila portabebé, resulta esencial tener en cuenta la altitud y cómo puede afectar a los pequeños. Veamos a continuación, hasta dónde podemos subir con los bebés cuando vamos a la montaña.

Altitud en la montaña y bebés: ¿Hasta dónde podemos subir?

La montaña está repleta de beneficios para los niños de todas las edades. Poder respirar aire puro y estar en contacto con la naturaleza es bueno para su salud y desarrollo, pero también puede ser beneficioso, subir a cierta altitud, ya que implicará reducir la presión barométrica y la cantidad de oxígeno en el aire: esto hace que aumente la producción de una sustancia que tiene la tarea de incrementar la presencia de glóbulos rojos en la sangre. El aire de la montaña , entonces, es bueno para quienes padecen enfermedades relacionadas con los bronquios o con problemas de sinusitis: mantiene libres las trompas de Eustaquio (conexión nariz-oreja), alejando la flema.

Podemos decir que subir con los bebés o los niños a la montaña será bueno, pero ¿hasta que altura es recomendable? No olvidemos que esa misma reducción de la presión puede provocar mareos y que suframos el llamado «mal de altura».

Será cuestión de la costumbre del bebé o niño pequeño ya que los niños nacidos en la montaña, se acostumbran enseguida a la altura. En cambio, para los nacidos en el llano, subir de nivel puede ser un problema.

Nunca subas por encima de los 1.200 metros hasta el año

Cuando hablamos de «alta montaña» es cuando estamos alrededor de los 2500 metros, pero el recién nacido no puede superar los 1.200 metros hasta el primer año de edad . Evidentemente estamos hablando de un niño sano en buen estado, sin problemas físicos ni enfermedades, en cuyo caso se requiere una adecuada consulta médica antes de continuar con el viaje.

Lo que hay que evitar absolutamente es el repentino aumento de presión ya que si se produce, puede causar muchas molestias al recién nacido. Por tanto, siempre se recomienda un paso progresivo entre las distintas altitudes. Si está conduciendo, por ejemplo, la ruta debe hacerse de forma gradual, aprovechando todo el tiempo necesario para llegar al destino de forma suave.

Observa al bebé

El viaje o nuestra jornada en la montaña dependerá mucho de la reacción del bebé:  algunos pueden sufrir más la incomodidad de la presión que otros, manifestando molestias en el oído, irritación y nerviosismo con el llanto. En estos casos, el consejo es volver al valle, siempre con precaución y evitar seguir ascendiendo.

La mejor estrategia es usar el sentido común, porque cada niño es diferente. Es fundamental evaluar cuidadosamente la situación. Puede haber algunos niños que no presenten molestias o problemas, otros en cambio pueden mostrar una irritabilidad excesiva. Es necesario saber evaluar la tolerabilidad del bebé al aumento de presión.

Después del año, puede subir hasta 2.500 metros

Después de que el bebé haya cumplido el año de edad, en cambio, se puede escalar más, incluso hasta los 2.500 metros, siempre con buena salud física y prestando atención a sus reacciones. Además , y a pesar de que es más grande, el consejo es evitar los telesillas que pueden subir velozmente hasta los 2.500 metros.