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El propietario de la abandonada plaza de toros de Felanitx negocia su venta a un grupo inversor

La operación requiere que el Ayuntamiento elimine la cláusula que obliga a celebrar una corrida de toros al año

La alcaldesa de Felanitx, Catalina Soler, defiende la retirada de la cláusula para facilitar la venta y restauración de La Macarena

La supresión de la cláusula debe ser avalada por un informe jurídico y aprobada por el pleno del Consistorio

La plaza de toros de Felanitx, conocida como La Macarena, abandonada desde el año 2008 y en avanzado estado de deterioro, podría tener un nuevo propietario aunque parece difícil que vuelva a ser escenario de corridas o festivales taurinos. Su actual propietario, la familia Balañá, residente en Barcelona, la quiere vender a un grupo inversor mallorquín que estaría dispuesto a restaurarla y darle nuevos usos.

No se conocen detalles sobre la identidad de los inversores ni del precio que se maneja. El único dato conocido es que en el año 2013 la familia Balañá ofreció el coso al Ayuntamiento por 900.000 euros.

La operación de compraventa no está exenta de polémica debido a la famosa y discutible cláusula que obliga al propietario de la plaza a celebrar al menos un corrida de toros por las fiestas patronales de Felanitx, el día de Sant Agustí, 28 de agosto.

Desde el año 2008 no se celebran corridas en La Macarena debido a su mal estado. En 2009 el arquitecto municipal se negó a firmar un certificado de solidez del edificio lo que, en cumplimiento de la normativa del Govern, la plaza debía ser objeto de una amplia reforma que ni la familia Balañá ni el Ayuntamiento podían asumir.

Al no celebrarse la corrida de toros de Sant Agustí, la plaza debía en teoría ser revertidas al Ayuntamiento en cumplimiento de la cláusula antes mencionada. Sin embargo, durante estos años el Ayuntamiento nunca ha reclamado la devolución de la plaza y hacerlo ahora, aparte de que no interesa, podría generar un litigio de años.

Ante esta situación, el Ayuntamiento gobernado por el PP y el PI propone eliminar la cláusula que obliga a celebrar la corrida de Sant Agustí y facilitar así la venta a un nuevo propietario y su posterior restauración.

La alcaldesa de Felanitx, Cati Soler (PP) ha comentado a OKDIARIO que ahora sólo hay dos soluciones posibles: o bien eliminar la cláusula de la corrida anual de toros o bien ir a un litigio para recuperar la plaza, «algo que podría durar años y que acabaría en el Tribunal Supremo».

Estado actual de La Macarena.

Para la alcaldesa la mejor solución sería eliminar la cláusula puesto que al Ayuntamiento no le interesa tener la propiedad de la plaza. La solución de retirar la cláusula, sin embargo, requiere el aval de un informe jurídico y la aprobación por el pleno de la Corporación.

La introducción de la mencionada cláusula se hizo en 1960 por acuerdo del pleno cuando el Ayuntamiento vendió la plaza a Federico Molina. Todas las dudas se centran  en averiguar si cuando Molina vendió la plaza a su actual propietario, la familia Balañá, se mantuvo la cláusula y esto es lo que debe determinar el informe jurídico.

En cualquier caso, explica la alcaldesa Cati Soler, la plaza debe mantenerse puesto que está protegida por Patrimonio con la catalogación de Bien de Interés Cultural. El nuevo propietario estará obligado a restaurarla aunque le podrá dar un uso diferente al de corridas de toros y festivales taurinos. Podría ser un espacio cultural o un escenario para conciertos y eventos diversos.

Los partidos de la oposición, PSOE y Bloc, todavía no han decidido que votarán cuando la supresión de la cláusula se eleve a pleno. Alegan que no han tenido acceso a la documentación y quieren saber qué usos se le dará a La Macarena.

Tanto la portavoz del PSOE, Damiana Massutí, como el del Bloc, Miquel Lluís Mestre, quieren conocer todos los detalles de la operación de compraventa antes de decidir su voto. También quieren saber si realmente existe la famosa cláusula y si la misma figura en el Registro de la Propiedad.

Vox,  por su parte, quiere que se mantenga la obligatoriedad de celebrar corridas de toros, algo que parece imposible debido a la amplia reforma que requeriría el recinto en cumplimiento de la normativa actual.

De momento, La Macarena sigue degradándose día a día a la espera de recuperar su esplendor de antaño.

La plaza de toros se inauguró por las fiestas de San Agustín de 1891. Entre los años 1913-1914 fue totalmente reformada. En los años 20 se hacían muchas novilladas en las que tomaban parte aficionados del pueblo. Décadas posteriores también se celebraban fiestas, títeres y otras representaciones.

En 1960 se hizo cargo de la plaza Federico Molina, que le puso el nombre de La Macarena y organizó una escuela taurina, pero tuvo poca duración. Años después la compró el actual propietario, la familia Balañá.