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Cuanto peor, mejor

La decepción que causa el Mallorca entre sus aficionados no viene de la pésima segunda vuelta del equipo. Le realidad objetiva es que ha alcanzado la meta trazada que nunca ha sido otra diferente a la permanencia en primera división y nunca cambió una vez sumados los primeros cuarenta puntos ni siquiera cuando estuvo cerca de la octava posición que le hubiera dado derecho a participar en la Conference League. Fue la ilusión del entorno, más que la sinceridad del vestuario y el cuerpo técnico, la que alimentó un sueño que, como para el Villarreal, el Betis, la Real Sociedad, el Sevilla e incluso el Valencia, no es una clasificación puntual, sino su razón de ser. Hasta Peter Lim ya ha aprendido que, para ganar de verdad hay que arriesgar en serio.

Acabo de leer que Pacheta, el entrenador del Granada que se ha quedado a las puertas del play off , enfrenta la desilusión de sus seguidores con promesas alentadoras: «este verano vendrán jugadores con pasión y ambición». ¡Menudo contraste! con la cantinela repetida por los primeros ejecutivos de Son Moix, «si no hay ventas no habrá fichajes», capaces de matar hasta el más exagerado entusiasmo, sea justificado o no. Y Arrasate, de momento, guarda silencio.

La afición tiembla ante la posibilidad de perder no a uno, sino a los dos porteros con contrato en vigor. Perdió su fé en Larin, duda de Muriqi, no cree en que Dani Rodríguez, Abdón, Mascarell e incluso Raillo puedan aportar más de lo que ya han dado y las últimas noticias son el apaño de un espacio para la exhibición de audiovisuales y la negociación para renovar el contrato de ¡Iván Cuéllar!.

Puesto que parece que el negocio principal ha dejado de ser el fútbol, Alfonso Díaz podría optar por hacer posible un viejo sueño de mi buen amigo y estupendo articulista Javier Macías: articular un cine al aire libre en la explanada de los aparcamientos. Igual no se la ha ocurrido. Después de la tienda, el bar, el gimnasio, el chiqui park, los salones para eventos y los conciertos no estaría de más ampliar la oferta hacia otrosingresos atípicos.

¡Y pensar que a Vicente Grande lo querían crucificar por implantar un centro comercial!.