Andalucía
Sevilla

Atendidos 18 menores en una fiesta de Halloween en Sevilla con «graves» incumplimientos de seguridad

La Policía local de Sevilla ha desalojado este pasado fin de semana una fiesta de Halloween en una sala situada en el polígono industrial Carretera Amarilla (Sala Music Sevilla) en la que se estaba celebrando una fiesta light (para menores de edad) con graves deficiencias en materia de seguridad. El 061 ha atendido a un total de 18 menores, dos de los cuales requirieron traslado hospitalario por desvanecimientos, crisis de ansiedad y episodios de deshidratación. La refrigeración no funcionaba y el agua de los servicios fue cortada para promover el consumo de bebidas en la barra.

Los agentes ha instruido diligencias contra un hombre de 42 años, en calidad de imputado no detenido, como responsable de la fiesta que tuvo lugar este sábado noche y que fue desalojada y precintada.

Sobre las 20:30 horas el 092 recibió varias llamadas denunciando la saturación de personas en el interior del local, según detalla el Ayuntamiento de Sevilla en un comunicado.

Mientras algunos de los agentes policiales atendían a los menores que requerían asistencia, otros se dirigieron al establecimiento y comprobaron cómo las salidas de emergencias estaban bloqueadas. Algunas puertas estaban cerradas y existían vallas metálicas que impedían la salida de las personas, según ha detallado el Ayuntamiento.

Al tiempo, una de las personas del dispositivo de seguridad privada denunció a los agentes las condiciones «infrahumanas» para los asistentes a la fiesta que los responsables del evento habían provocado al haberse agotado las botellas de agua, no disponiendo de sistema de aire acondicionado y cortando el agua de los aseos.

Ante esta situación, los agentes retiraron las vallas y liberaron las salidas de emergencias, permitiendo la salida de los asistentes al exterior. Tras esto, accedieron al interior y encontraron «completamente saturadas» las diferentes estancias. Localizaron a jóvenes caídos en el suelo que estaban siendo atendidos por otros menores. Todos presentaban la piel enrojecida, fatigados, con exceso de sudoración y mareos, y se quejaban a los agentes de la falta de agua para su hidratación.

Un total de 18 menores de edad -de 14 a 17 años- fueron asistidos ‘in situ’, y en dos casos fue preciso su traslado a centros hospitalarios. En el interior del establecimiento, los agentes contactaron con el denunciado, responsable del evento, para que justificase las condiciones del interior del local, sin que tuviera respuestas para lo que allí estaba sucediendo. Apeló, sin escrúpulos, a la necesidad de hacer negocio: «De alguna forma tengo que ganar dinero».

Así las cosas, los agentes procedieron al total desalojo del establecimiento y su precinto cautelar, al tiempo que informaron al denunciado de la instrucción de diligencias judiciales por los hechos observados. Para facilitar el desalojo del público, el tráfico en la calle Economía fue cortado por la Policía Local.

Respecto a los menores afectados, los agentes contactaron con sus padres o tutores legales para informarles de los derechos que les asisten como personas perjudicadas víctimas de delito. El Ayuntamiento de Sevilla ha apuntado que la investigación «continúa abierta para esclarecer los extremos de interés para las diligencias en curso».

«Gravísima irresponsabilidad»

«Quiero felicitar a la Policía Local de Sevilla por su rápida actuación y diligencia en este caso. Es una gravísima irresponsabilidad jugar de esta forma con la vida de las personas, y particularmente de los menores, para hacer negocio al cumpliendo las mínimas normas de seguridad en un establecimiento hostelero», ha señalado al respecto el delegado de Gobernación, Fiestas Mayores y Área Metropolitana del Ayuntamiento hispalense, Juan Carlos Cabrera.

El edil ha aprovechado para pedir «a los ciudadanos en general, y a los padres y madres en particular», que «tengan presentes las medidas de seguridad cuando se acuda a una fiesta, y que denuncien ante la Policía Local cualquier irregularidad que puedan detectar, porque, como en este caso, está en juego la propia vida».