Obama se estrella en Cuba

Barack-Obama-Raúl-Castro
Raúl Castro y Barack Obama. (Foto: Reuters)

El pasado lunes el mundo ponía su mirada en lo que parecía iba a ser un acontecimiento
 histórico en el Palacio de la Revolución, y que a mi parecer va a quedarse en una 
mera anécdota como ya lo fueron las visitas del Papa Juan Pablo II y del Papa 
Francisco a la isla cubana, donde el respeto por los derechos humanos brilla por su
 ausencia, así como cualquier libertad de la que estamos acostumbrados a disfrutar.
 Un Barak Obama con un elegante paraguas negro, acompañado por su mujer y
 escoltado por sus hijas, todas ellas muy bien conjuntadas, descendían del avión
 presidencial esperando encontrase con un Raúl Castro sumiso y expectante. ¡Ahí iba a
estar él, con la que estaba cayendo!

Corría enero del año 1928 y el trigésimo presidente de Estados Unidos y primero de la 
Gran Depresión, Calvin Coolidge, visitó Cuba para asistir al VI Congreso de las 
Naciones Americanas a pesar de defender a toda costa el aislacionismo y la
exclusividad de su mercado tras los Felices Años Veinte. Es decir, que no veía más allá
 del ombligo americano. Por entonces, Cuba era un territorio recién descolonizado. Primero, por los españoles; más tarde, por los americanos. Y estaba dirigida por un 
dictador llamado Gerardo Machado. 88 años más tarde, Coolidge, 
Machado, Batista o Grau-San Martín han desparecido. Sólo queda un nonagenario sucesor, Fidel Castro.

Barak Obama, en representación de un país que sigue siendo la primera potencia
mundial pero sin la misma capacidad para imponerse, parece que quiere hacer
borrón y cuenta nueva en su relación con Cuba y cambiar la vieja estrategia del embargo por una nueva basada en béisbol y abrazos. Por eso, ahora es EEUU quien ha decidido aproximarse a la isla, con un Fidel Castro 
descafeinado, reencarnado en Raúl, que nos ha demostrado tener un gran sentido del 
humor riéndose de Obama y de los cubanos con declaraciones a los periodistas como 
“¿Qué presos políticos? Deme una lista ahora mismo y antes de que llegue la noche
 estarán sueltos». O como que “en Cuba se respetan los principales derechos humanos 
con una sanidad y educación gratuitas”.

Ese mismo lugar donde faltan libros de texto, equipos 
imprescindibles, las escuelas se caen a pedazos por falta de mantenimiento y los 
maestros cobran una miseria. Y donde se han cerrado más de 60 hospitales desde
 2010 y miles de empleados de salud han sido despedidos. Si viajáramos en el tiempo a 
la Edad Media, Cuba no tendría nada que envidiar a aquella época. Tienen de todo: 
hambruna, epidemias, calles sin asfaltar, escasez de alcantarillado y de agua en las





 casas… ¿Este es el progreso del que nos están hablando en España? Que cinismo.

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