Viajes

¿Cómo viajábamos antes de la llegada de internet?

Si necesitas consultar dónde está determinada dirección enciendes el ordenador y miras en Google Maps. Si quieres buscar un alojamiento barato en cualquier parte del mundo basta con echar un vistazo en Airbnb y elegir el que más te guste. ¿Y si no tienes coche y pasas del transporte público? Coges el móvil y buscas el trayecto que más se adecúe a tus necesidades en BlaBlaCar. Está claro que internet ha cambiado la forma en la que viajamos (y en la que vivimos), pero hay que ser conscientes de que hace algunos años esto no era así. Porque ya existían los viajes antes de internet. ¡Y eran muy distintos a los de ahora!

Nuestros padres han hecho infinidad de viajes antes de internet. Y, aunque te cueste creerlo, eran capaces de reservar hoteles, encontrar la manera de llegar hasta él, visitar los lugares más interesantes, realizar todo tipo de actividades y visitas, comer en los mejores restaurantes y volver a casa con el carrete de la cámara lleno de fotografías. Sí, todo esto lo hacían sin ordenador, móvil ni internet. ¡Y disfrutaban igual de sus vacaciones!

Antes el recuerdo de nuestros viajes cabía en un carrete de fotos

En el blog de Viajes de OK Diario nos hemos puesto nostálgicos y hemos querido echar la vista atrás para recordar cómo eran los viajes antes de internet:

El agente de viajes, tu mejor amigo

Hace unos años la mejor manera de reservar tus vacaciones era acudir a una agencia de viajes. De hecho puede que incluso tu agente de viajes se llegara a convertir en tu mejor amigo, ya que era el principal responsable de que disfrutases de esos días de relax en verano y siempre conseguía hacerte una rebaja para que el precio fuera atractivo. Hacer caso a sus recomendaciones y estudiar a fondo los folletos publicitarios y catálogos de destinos eran claves a la hora de elegir el lugar de tus vacaciones. Aunque eso no te aseguraba acertar: muchas veces las fotos se correspondían muy poco con la realidad…

«No hace falta preguntar. ¡Me sé el camino!»

Ya viajases a Benidorm, a Torremolinos o a Salou, tus padres siempre sabían qué trayecto debíais coger. Para ello se había pasado varios días planificando la ruta utilizando métodos tan tradicionales como consultar en la Guía Michelin o hablar con gente que había viajado hasta allí previamente. Y si por el camino acababa perdiéndose no pasaba nada porque siempre había algún lugareño que te indicaba por dónde seguir (siempre y cuando el ‘ego del conductor’ le permitiera pararse a preguntar).

«Ya hemos llegado. Todo bien»

Cuando los jóvenes se iban de vacaciones o de campamento las madres tenían que confiar en que sus hijos habían llegado bien a su destino. Más que nada porque podían pasar varios días hasta que por fin conseguían un teléfono (fijo, por supuesto) desde el que llamar a casa para contar cómo estaban pasándoselo. No, WhatsApp no ha existido siempre.

No, antes no teníamos ninguna necesidad de fotografiar nuestra comida

¿Qué ver y dónde comer?

Ni blogs de Viajes, ni de Gastronomía ni nada de nada. Antes la única forma de descubrir las ciudades era consultando en los puntos de información turística o preguntando a los lugareños. Y sólo si tenías la suerte de que algún amigo tuyo viviera en la zona o conociera tu destino podías descubrir los lugares menos turísticos de las ciudades. ¡Ah! Y si ibas a una gran ciudad y querías visitar el monumento típico tenías que madrugar para ser de los primeros en llegar a la cola y no perder allí todo el día. Eso de comprar las entradas de forma anticipada para reservar un horario determinado no existía por aquel entonces. Es más, en el peor de los casos, además, podías tener la mala suerte de haber esperado todo el día y no haber entrado a ver lo que querías ver…

¿Hacerle una fotografía a la hamburguesa? ¿Estamos locos?

Al no haber redes sociales donde compartirlas (y dar envidia a nuestros seguidores), quedan menos recuerdos de los viajes antes de internet. Más que nada porque no teníamos esa necesidad de hacer fotografías de todo y porque las cámaras de fotos funcionaban con carretes que sólo permitían hacer 24 o 36 instantáneas. ¿Te imaginas irte de vacaciones ahora y sólo disponer de 24 oportunidades para resumir todo tu viaje?

Sólo las necesidades ‘más necesarias’

Internet ha creado en los viajeros un montón de necesidades que, si lo piensas bien, no lo son tanto. Por ejemplo, ¿de verdad necesitas saber si mañana va a haber 23 o 25 grados de temperatura? ¡Mañana lo descubrirás! ¿Necesitas enterarte al instante de las últimas noticias del día? El periódico te está esperando en el kiosco o en el bar más cercano…