Adiós a los sofocos en la menopausia: llega a España el primer fármaco no hormonal

La prevalencia máxima de este fenómeno se produce en los dos primeros años tras la última menstruación

El medicamento ha demostrado una reducción clínica y estadísticamente significativa en la frecuencia de los síntomas vasomotores de la menopausia

Menopausia
Una mujer con menopausia.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Los síntomas vasomotores de la menopausia (SVM), como los sofocos o los sudores nocturnos, que padecen ocho de cada diez mujeres en este periodo de su vida, un cuarto de ellas de forma moderada o grave, ya pueden ser tratados con el primer fármaco no hormonal que ya está disponible en España.

Fezolinetant ayuda a restablecer el equilibrio termorregulador, reduciendo la frecuencia y la intensidad de los sofocos y los sudores nocturnos, convirtiéndose así en una alternativa para las mujeres que no quieren o no pueden usar tratamientos hormonales, ha señalado María Fasero, doctora en Ginecología y Obstetricia en el Hospital Universitario La Zarzuela y portavoz de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM).

De administración por vía oral, el nuevo fármaco no está financiado por ahora por la sanidad pública; cada caja de 28 comprimidos cuesta 74,31 euros, es decir, 2,65 euros al día.

El medicamento ha demostrado una reducción clínica y estadísticamente significativa en la frecuencia de los síntomas vasomotores de la menopausia, con unos efectos que se empiezan a observar desde la primera semana de administración.

Los SVM se originan en el hipotálamo, la parte del cerebro responsable de regular la temperatura corporal a través de unas neuronas denominadas KNDy.

En condiciones normales, existe un equilibrio entre el estrógeno, que inhibe estas neuronas, y una sustancia cerebral, la neuroquinina B (NKB), que las estimula.

Durante la menopausia se pierde este equilibrio por la menor cantidad de estrógenos, provocando que el hipotálamo interprete que el cuerpo tiene calor cuando en realidad no lo tiene, lo cual desencadena los sofocos -sensaciones repentinas e intensas de calor en la cara, el cuello y el pecho, que pueden ir acompañados de sudoración, escalofríos, ansiedad y palpitaciones y que pueden durar entre 1 y 5 minutos- o sudores nocturnos -sofocos durante el sueño-.

Los sofocos son moderados cuando van acompañados de sudoración, y graves, cuando alcanzan tal nivel que obligan a cesar la actividad normal; ambas formas «pueden condicionar enormemente» la calidad de vida de las mujeres, impactando en su estado de ánimo, relaciones personales y sociales, trabajo, concentración, e incluso «el cuidado personal», ha explicado Santiago Palacios, ginecólogo y director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer.

El 86 % de las españolas presentan síntomas relacionados con la menopausia, y los sofocos y los sudores nocturnos se encuentran entre los cuatro más frecuentes, ya que los desarrollan hasta el 80 % de las mujeres, de las que un 25 % los manifiesta en intensidad moderada o severa; y alrededor del 10% señala que estos síntomas interfieren en su vida cotidiana.

De media, las españolas pueden experimentar SVM de intensidad moderada durante 4,5 años, aunque la prevalencia máxima de este fenómeno se produce en los dos primeros años tras la última menstruación; no obstante, existen factores que pueden prolongar su duración, como el bajo nivel educativo, el estrés o la depresión.

Su impacto es tal que su frecuencia y gravedad pueden utilizarse para la predicción de futuros problemas de salud crónicos, como enfermedades cardiovasculares, osteoporosis o problemas de memoria.

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