Opinión

Lista «plurinacional» de los que odian a España

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

El simpático Gabriel Rufián (el «charnego» que se descaralla con sus propias gracietas) ha terminado por creerse que es de verdad. Es lo que tiene no haber trabajado ni estudiado en su vida y por mor de la afiliación política sentarse en un mullido escaño parlamentario que te saca de la miseria y, de paso, te permite un nivel de vida que jamás soñaste. Además, instalado en esa mamandurria se puede insultar, calificar, amenazar a los que no comulgan con tus patochadas.

En efecto. Rufián, tipo atrabiliario donde los haya, arroja en sus intervenciones un cierto rictus de desprecio hacia el resto de los españoles que no son independentistas o comunistas olvidando que son ellos los que le abonan su abultada nómina, lo cual le situaría ante dos contradicciones flagrantes. Al fin y a la postre, la democracia es el menos malo de los sistemas políticos, sí, pero también tienen sus excrecencias.

Escrito lo anterior, nadie podrá negar al edecán del orondo Junqueras, el gran visitador del monasterio de Montserrat, que suele decir lo primero que le viene al caletre y, por ende, suele decir lo que piensa, esto es, resulta auténtico y hasta simpático. Se ha inventado ahora (tiene mucho tiempo libre para dejar volar la imaginación) que para impedir la llegada de la «derecha/ultraderecha» (¿acaso la democracia política no se asienta sobre la alternancia?) hay que fabricar con calzador una «lista plurinacional» que no es otra cosa que una entelequia propia de aquel equinocial López de Aguirre. Supongo que no habrá que señalar al gran Rufián quién fue aquel traidor al Rey que acabó como acabó.

Una lista plurinacional con separatistas de todo lomo y condición, unidos a la extrema izquierda que, en muchos casos, recuerdan en demasía a los Brézhnev, Andropov, Fidel y anteriores ancestros, grandes triunfadores de la Historia, es también pura contradicción en sí misma. Como gracieta para tener un minuto de gloria en la letra pequeña de los medios, sirve.

Bien observado, Rufián es la conclusión de un desaforado españolazo y se conduce como tal. Cuando llegó a Madrid, envalentonado, produjo todo tipo de exabruptos (bien lo sabe él), entre otros aquello de que aspiraba a estar unos meses en el Congreso de los Diputados porque su objetivo era conseguir la independencia de Cataluña ”express”, En Madrid ha descubierto “eldorado”, buen jurdó mensual más gabatelas, y todo indica que de aquí no le sacan ni a gorrazos; salvo, eso sí, que los republicanos e independentistas catalanes decidan dar una patada al orondo.

¡Todo se andará!