Hipocresía socialcomunista: sólo se acuerdan del Ejército cuando nieva
Que al socialcomunismo el Ejército español no le hace mucha gracia es una evidencia. Si hasta el mismísimo Pedro Sánchez llegó a proponer la supresión del Ministerio de Defensa. Y qué decir de Pablo Iglesias, quien durante lo peor de la pandemia llegó a decir que “no necesitamos al Ejército ni a la Policía” y ha dado reiteradas muestras de su fobia a las Fuerzas Armadas. Es por eso que los elogios de uno y otro al papel desempeñado por nuestros militares durante el temporal de nieve que ha colapsado Madrid suenan a pura impostura. Hipocresía de manual de izquierdas.
Pretender ahora rentabilizar políticamente el trabajo de los soldados españoles es una exhibición portentosa de cinismo. Los soldados españoles no necesitan los elogios del Gobierno por hacer bien su trabajo, sino su respeto y consideración por lo que son y por lo que representan dentro de nuestra Constitución. Ese es el problema: ahora, el socialcomunismo se sube al carro por interés partidista, pero el Gobierno, por ejemplo, ha avalado el despido a los soldados mayores de 45 años, sin importarle demasiado que a esa edad tengan dificultades para encontrar salidas profesionales.
El desdén y el desprecio que la izquierda más dogmática ha mostrado hacia el Ejército español es una demostración de ignorancia y sectarismo a partes iguales. Pablo Iglesias no ha ocultado nunca su inquina hacia el papel de unas Fuerzas Armadas a las que se ha empeñado, en ocasiones, en relacionar con el franquismo, demostrando así su inquina hacia una institución encargada constitucionalmente de velar por la defensa de la unidad e integridad de España. Será precisamente por eso que el Ejército español provoque sarpullidos al vicepresidente segundo del Gobierno.
Mientras la inmensa mayoría del pueblo español siente hoy un reconfortante orgullo por el trabajo desempeñado por el Ejército durante el temporal de nieve que ha colapsado Madrid y otras localidades, Pablo Iglesias no habrá podido evitar un rictus de amargura al comprobar cómo soldados españoles, armados con palas y rastrillos, contribuían de forma decisiva a paliar los demoledores efectos de la monumental nevada que ha asolado la capital de España. El antimilitarismo patológico de la izquierda más sectaria se ha visto desarmado por el trabajo de un Ejército capaz de erigirse en pilar de las labores de auxilio y salvamento. No habrá sido un buen fin de semana para el socialcomunismo más fanatizado. Sólo se acuerdan del Ejército cuando nieva, pero al menos las Fuerzas Armadas le han dado al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias una lección de dignidad.
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