Cómo acabar con la credibilidad y la eficacia del CNI
Sánchez traslada a Aragonés su disposición a reunirse con él tras conocerse que fue espiado
Puigdemont «manda a la mierda» y llama «miserables» a ERC y a Sánchez por negociar mientras les «espían»
Como ni Sánchez, ni Bolaños, ni Marlaska, y no digamos ya Díaz o Belarra, tienen ni repajolera idea de que lo que supone y cuesta montar un Servicio de Información e Inteligencia que sirve sólo y únicamente a los intereses del Estado, se lo han cargado en aras a un pueril interés espurio para agradar a unos secesionistas que deberían estar pagando en prisión su intento de golpe antidemocrático. Esto último es lo que ocurre en cualquier país serio del mundo libre. Ello me permite colegir, que, en efecto, España es hoy con Sánchez al frente, una nación sin credibilidad y escasamente fiable.
No será porque Margarita Robles no hubiera avisado al jefe del Gobierno de que se está pisando un enjambre de avispas. Quizá, lo mejor para la ministra de Defensa es haber presentado su renuncia irrevocable y dejar a la intemperie a un comandante en jefe incapaz de lucir galones para serlo. Esa dimisión, al menos, hubiera servido de aldabonazo interior y, sobre todo, exteriormente, para dejar bien claro a los aliados internacionales (UE, NATO) que mientras Sánchez siga al timón representa un peligro serio para los de aquí y los de acullá.
Las informaciones que emanan desde el cuartel general de la Cuesta de las Perdices no son muy halagüeñas. Los 3.000 profesionales que prestan servicio en el CNI, la mayor parte de ellos, altamente cualificados, asisten con indignación y asombro cómo el Gobierno les ha dejado vendidos ante la ofensiva perpetrada por los secesionistas, los populistas/comunistas de extrema izquierda y esos tan variopintos que hemos decidido reconocer como PNV. A todos ellos, todo lo que signifique quiebra o debilidad del Estado les viene bien.
Hasta ahí ninguna sorpresa. Lo que llama poderosamente la atención es el abandono por parte de la persona que está llamada de suyo a defender la honorabilidad del Centro. Empezando por su propia directora, persona seria, solvente y respetada donde las haya. Tengo para mí que la recomposición de los Servicios de Inteligencia españoles -tan reputados en el exterior del mundo libre-no será posible llevarlo a cabo por los mismos que han hecho saltar por los aires muchos años de trabajo, esfuerzo y hasta sacrificio humano. El CNI perdió a manos de ETA algunos agentes y otros no pocos en la lucha contra el yihadismo internacional y cualquier forma de terrorismo. También aquí, Sánchez puede colgarse una medalla, naturalmente de color negro. Ojalá me equivoque, pero España, Europa y el mundo libre pueden pagar muy caro la última estupidez cometida por un Gobierno indigno.
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