Explotadores y, además, hipócritas
Después de que OKDIARIO revelara que la portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, dispensó un trato indigno a una escolta a la que obligó a hacer labores impropias de su cargo, como comprar la comida de los perros o adelantar el comienzo de su jornada laboral para calentar el vehículo privado de la diputada, la número 2 de la formación morada ha tenido el cuajo de «reclamar una sociedad civil feminista y democrática» para combatir el machismo. La verdadera democracia y el verdadero feminismo se defienden tratando a una trabajadora con dignidad y no comportándose como una explotadora. ¿Cómo se pueden defender políticas igualitarias obligando a una mujer trabajadora como era su escolta a realizar tareas que no tenían nada que ver con sus funciones? ¿Cómo se puede ser tan hipócrita de denunciar la «crueldad» de «los enemigos de la igualdad»cuando la mayor crueldad la ejerció ella obligando a una mujer contratada para los servicios de escolta a realizar labores domésticas en su chalé de Galapagar?
Pablo Iglesias no le ha ido a la zaga en cinismo y doble moral, porque mientras que tanto ella como él guardan silencio sobre la información publicada por OKDIARIO, el secretario general de Podemos pronunció una frase que, en las actuales circunstancias, iguala en hipocresía a la de su compañera: «Es un abuso ver gente trabajando en condiciones de indignidad». No, lo que es un abuso es ver gente trabajando en tu casa en condiciones de indignidad y mirar para otro lado, Pablo Iglesias.
Lo que es un abuso es obligar a una mujer trabajadora a realizar trabajos domésticos cuando fue contratada como escolta. Lo que es indigno es obligarla a comprar la comida de los perros; obligarla a llegar antes a su trabajo para calentar la calefacción del coche de Irene Montero; obligarla a realizar tareas de recadera y despedirla por quejarse de que estaba haciendo labores distintas a las contempladas en su contrato de trabajo. Eso sí que es un abuso y una indignidad.
Irene Montero y Pablo Iglesias están inhabilitados moralmente para dar lecciones de igualdad porque sus mensajes entran en flagrante contradicción con sus actos. En Podemos, en el colmo del sarcasmo, reconocen que tienen descontrol en la definición de los puestos de trabajo. Pues es muy sencillo: quien presta servicios de escolta, no puede ser obligada a comprar comida para perros, por ejemplo.