Naturaleza
Plantas

Las dos plantas que vemos por todas partes en Navidad: todo el mundo las confunde pero no tienen nada que ver

  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

En Navidad, las calles, escaparates y hogares se llenan de adornos. Entre ellos destacan dos especies vegetales que, pese a aparecer juntas en arreglos y coronas, son completamente distintas. Se trata del acebo y del muérdago.

La reiteración de su uso ha alimentado la idea de que son similares, cuando en realidad ni su morfología, ni su origen, ni su función ecológica coinciden. ¿Quieres conocer las características de cada una de estas plantas?

Para ello, es necesario analizar su historia, su simbolismo y los rasgos visuales que las diferencian, ya que ambas han adquirido un papel destacado en la tradición navideña por razones muy distintas.

Qué distingue al acebo y al muérdago en apariencia y comportamiento

Aunque comparten fama navideña, sus características no podrían ser más opuestas. El acebo (Ilex aquifolium) es un árbol o arbusto robusto, típico de zonas húmedas de Europa, cuyas hojas firmes y espinosas contrastan con los frutos rojos que maduran en pleno invierno. Esa imagen icónica consolidó su papel en rituales y decoraciones vinculadas a la renovación estacional.

El muérdago, en cambio, engloba varias especies hemiparásitas del género Viscum. En lugar de crecer desde el suelo, se desarrolla sobre las ramas de árboles huéspedes, de los que toma agua y nutrientes.

Según explica el Real Jardín Botánico del CSIC en su artículo «Acebo y muérdago: cualquier parecido es pura casualidad», su forma esférica, sus hojas claras y sus bayas blancas (muy distintas del rojo del acebo) hacen evidente que no guardan relación entre sí, más allá del contexto decorativo.

Mientras el acebo vive décadas y presenta porte arbóreo, el muérdago forma bolas verdes que permanecen suspendidas en altura. Sus bayas translúcidas aparecen en invierno y han sido históricamente asociadas a la suerte y la fertilidad, lo que explica su protagonismo en costumbres actuales.

Además, su presencia en distintas tradiciones europeas reforzó la idea de que otorgaba protección al hogar, motivo por el que muchos lo colocan en puertas o ventanas como amuleto estacional.

Origen cultural y simbolismo de estas plantas navideñas

El simbolismo también contribuye a la confusión. El acebo fue empleado en antiguas celebraciones del solsticio por su resistencia al frío y sus hojas perennes, atributos que posteriormente se incorporaron a la tradición cristiana como emblema de esperanza y protección.

Por otro lado, el muérdago arraigó en ritos ligados a la prosperidad. Diversas culturas le atribuyeron la capacidad de atraer fortuna y representar la continuidad de la vida, de ahí costumbres actuales como colgarlo en puertas o el popular gesto de besarse bajo sus ramas.

Recreación artística de un acebo y un muérdago.

Cómo identificar sin dudas el acebo y el muérdago

Distinguirlos es sencillo observando algunos rasgos clave. Éstas son algunas de sus características más destacadas:

Reconocer estas diferencias no sólo evita confusiones comunes, sino que permite comprender el valor cultural, simbólico y ecológico que cada especie aporta a la decoración de Navidad. Y tú, ¿sabes distinguir a estas plantas navideñas con facilidad?