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Cinco años sin el marqués de Griñón: su vida, su familia, su herencia y todo lo que se ha perdido

Tamara Falcó fue la heredera del título de Marquesa de Griñón

Carlos no ha visto a Xandra seguir sus pasos como viticultora, ni casarse a Tamara, ni a su hijo mayor ascender en Londres

Carlos Falcó.(Foto:Gtres)
Carlos Falcó.(Foto:Gtres)

Carlos Falcó falleció el 20 de marzo de 2020. Sólo seis días después de establecerse el estado de alarma, el marqués de Griñón murió a causa del Covid-19. Fue la primera cara conocida en fallecer en España a causa del virus que confinaría al mundo. Un mundo que quedó un poco más vacío sin Falcó. El marqués fue más que un título nobiliario, fue un símbolo de la elegancia, del buen vivir y contaba con una personalidad inconfundible que marcó la vida social y cultural de España. Aunque también fue marido y padre. Se casó en cuatro ocasiones y tuvo cinco hijos. Todos ellos representan su legado, al igual que sus empresas y patrimonio. A pesar de todo lo que dejó, también se perdió varios momentos importantes en estos cinco años desde su último adiós.

Sus primeros años y su historia con Jeannine

Nació en el Palacio de Dueñas, en Sevilla, en 1937, hijo de los duques de Montellano, Manuel Falcó y Escandón e Hilda Fernández de Córdova y Mariategui. Con llegada al mundo vino cargado de reconocimientos, ya que su familia acumula 41 títulos y 13 grandezas de España. Esto le permitió relacionarse desde pequeño con las élites sociales españolas. Estudió en el Liceo Francés de Madrid y en el colegio interno de los capuchinos en Lecároz. Más tarde partiría a Bélgica a convertirse en ingeniero agrícola, antes de poner rumbo a California para estudiar Economía Agraria en la Universidad de David e iniciarse en la enología. Allí conoció a Jeannine Girod y en 1963 se casó con ella. De su amor nacieron sus primeros hijos, Manuel y Xandra, nacidos en 1964 y 1967 respectivamente. Sólo tres años después se separarían tras siete años casados.

Fue pionero en el vino español

Después de separarse de su primera mujer, se sumergió de lleno en lo que se convirtió en su gran pasión: el vino. Ya años antes había dedicado su tiempo a la explotación agrícola en sus fincas en Toledo y Extremadura. En Malpica estaba Casa de Vacas donde, a mediados de los 70, plantó viñas francesas, siendo el primero en introducir en España las uvas Syrah y Petit Verdot, así como la Cabernet Sauvignon. Por esos años inauguró su proyecto empresarial, el Safari Reserva El Rincón. Su finca exhibía animales salvajes y contaba con 700 hectáreas, todas ellas en Aldea del Fresno.

Carlos Falcó.(Foto:Gtres)

Su actividad como viticultor tuvo un antes y un después tras presentar en 1982 su primer vino blanco de Rueda, seguido por el tinto de la cepa Cabernet Sauvignon, consiguiendo un gran reconocimiento a nivel nacional e internacional. Todo esto le llevó a conseguir una de las menciones honoríficas en el Premio Nacional de Turismo y Gastronomía «Marqués de Villena». En 2014 también obtuvo el Gran Premio a la Cultura Gastronómica, una pasión por el mundo culinario que transmitiría a su hija mediana, Tamara Falcó, que años más tarde se formó como chef en una prestigiosa escuela de cocina.

Carlos Falcó.(Foto:Gtres)

Su matrimonio con Isabel Preysler

Al poco tiempo de terminar con Jeannine Girod, Carlos Falcó conoció a Isabel Preysler en una proyección privada de la película Fiebre de sábado noche y se enamoró locamente de ella. Esta, lejos de cortarle las alas, saltó al vacío. Según se ha dicho en varias ocasiones, su relación comenzó de forma furtiva cuando ella seguía con Julio Iglesias. Sus encuentros secretos a espaldas de sus familias se fueron haciendo más habituales hasta que en 1980 se casaron.

Isabel Preysler y Carlos Falcó.(Foto:Gtres)

Fue entonces cuando su romance saltó a la prensa del corazón. La socialité invirtió en la gran pasión de Carlos, el campo, y le prestó dinero para que pudiera reformar la Finca el Rincón, lugar donde, varias décadas después, se celebraría la boda de su hija, Tamara. Esta nació sólo un año después de que pronunciaran el «sí quiero», y cinco años después de la boda la pareja firmó el divorcio.

Isabel Preysler, Carlos Falcó y su hija.(Foto:Instagram)

Dos matrimonios más

Carlos Falcó fue un romántico. Prueba de ello fueron las veces que pasó por el altar. En 1986 se unió sentimentalmente a la anticuaria francesa Christine Reiff. Aunque sonaban campanas de boda, no llegaron a celebrar su enlace, sino a poner fin a su relación. En 1993 se casó con la antropóloga Fátima de la Cierva, bisnieta del duque del Infantado, dos décadas más joven que él. Esta relación se mantuvo en un segundo plano y de ella nacieron los dos hijos pequeños del marqués, Duarte y Aldara.

Carlos Falcó y su hijo Duarte.(Foto:Gtres)

El último amor de Carlos antes de fallecer fue Esther Doña. Desde su inicio, la relación entre el marqués y la modelo se vio envuelta por críticas y comentarios. Contrajeron nupcias en 2017 a pesar de la oposición de su familia. Esta nunca mantuvo una buena relación con Doña, algo que cambió tres años después cuando se resolvía el reparto de la herencia de Carlos Falcó. Entonces los hijos del aristócrata se contentaron con la decisión que tomó la última mujer de su padre antes de romper todos los lazos con ella.

Carlos Falcó y Esther Doña.(Foto:Gtres)

Su herencia

Las últimas voluntades del marqués de Griñón fueron que ese título lo ostentara su hija Tamara. Esta además recibiría parte de la joya de la corona, el Palacio de El Rincón. La finca la compartiría con su hermano Manuel. Al principio quisieron montar un proyecto hostelero, pero nunca llegó a materializarse. El primogénito además se hizo con la finca de Casa de Vacas, en Malpica, donde se elaboran vinos y aceites, así como el título de marqués de Castel-Moncayo. Por último, su segunda hija, Xandra, heredó el 33% que poseía Carlos del palacio de Mirabel de Plasencia, ya que lo compartía con su hermano, Fernando, que falleció también a causa del coronavirus. Asimismo, ostenta el título que heredó de su abuela paterna, el de marquesa de Mirabel.

Esther Doña, la viuda, obtuvo el usufructo de todas las propiedades de Carlos Falcó, pero sus hijos no estaban de acuerdo y solucionaron el problema cuando le pagaron un porcentaje del tercio de mejora que le correspondía en concepto de usufructo vitalicio.

Lo que se ha perdido

Esther ha sido la protagonista de una de las historias que se ha perdido Carlos Falcó. La modelo estuvo muy afectada con su pérdida, pero volvió a encontrar el amor. Lo hizo junto al juez Santiago Pedraz, con quien empezó a salir antes de anunciar su compromiso en 2022. No llegó a celebrarse, ya que poco después del anuncio la pareja tomó caminos distintos, cancelando la boda. Ahora Esther parece haber encontrado al adecuando, un empresario portugués de nombre Joao.

Santiago Pedraz y Esther Doña.(Foto:Gtres)

La ceremonia que sí se perdió el marqués de Griñón fue la de su hija Tamara con Iñigo Onieva en la finca El Rincón. La celebrity notó la ausencia de su padre al caminar al altar, pero lo sintió presente y fue acompañada por su hermano Manuel. Desde entonces, la pareja ha sido protagonista de múltiples titulares sobre crisis, infidelidades, embarazos e inauguraciones, tanto de su casa como del restaurante que abrió Onieva en el barrio madrileño de Justicia, Casa Salesas. Un local que tampoco conoció Carlos Falcó y cuya propuesta gastronómica habría disfrutado.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva en su boda (Foto:Instagram)

Sin duda, lo que más le habría hecho regocijarse habría sido ver a su hija Xandra seguir sus pasos como viticultora. Ella tuvo que decir adiós en el mismo año a su padre y a su marido, Jaime Carvajal Hoyos. Este falleció sólo seis meses después que el marqués a causa de un infarto. Ese mismo año fue nombrada presidenta del Círculo Fortuny, cargo que ostentó el aristócrata hasta su muerte. A pesar de estas pérdidas, la mayor de las hijas de Carlos Falcó siguió con su negocio y sus planes, ya que en esa época estaba lanzando su primer vino rosado «XF», colaborando con las Bodegas Sierra Cantabria.

Xandra y Carlos Falcó.(Foto:Gtres)

Al igual que su padre, Xandra nació entre viñedos y se ha convertido en referente del universo enológico, creando esa poesía líquida en la que Falcó era experto. Ella ha hecho honor a su apellido, lo ha honrado y lo ha renovado con su esencia moderna, pero conservando el lujo, la artesanía y la excelencia. De igual modo que hizo con la Real Fundación de Toledo, de la que también es presidenta. Cumpliendo con los deseos que su padre no pudo cumplir. Tanto ella como sus hermanos elevan alto el legado de Carlos Falcó, siendo Manuel el administrador del patrimonio familiar, pero todos ellos recuerdan que tanto su padre como todo ese legado son eternos.

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