José Amedo: «Yo no he matado jamás a nadie»
José Amedo, como uno de los agentes de información que más sabían de ETA, fue elegido por sus superiores para convertirse en uno de los intermediarios de los GAL en Francia. Treintas años después es la memoria histórica de la guerra sucia contra ETA. El subcomisario conoce todas las entrañas del crimen de Estado.
P.- La mayoría de los crímenes de los GAL sigue sin esclarecerse 30 años después. Hay una serie de leyendas urbanas. He preparado una batería de preguntas cortas. ¿Quién fue la Dama Negra de los GAL?
R.-¿La Dama Negra? (Amedo se lo piensa).
P.- O las Damas Negras.
R.- Que yo sepa las Damas. En estos temas de la lucha contra ETA y sobre todo en la lucha clandestina en el sur de Francia, la gente que conocía o te presentaban, como es de pura lógica, nunca se presentaba con su nombre verdadero. Todos usaban nombres falsos. ¿Quienes eran las Damas Negras? Pues dos mujeres. ¿Qué nombres tienen? Eso lo sabrán ellas.
P.- ¿Qué encontró la Ertzaintza en el famoso maletín tras un accidente de circulación que tuvo usted?
R.- Eso fue cuando estaba haciendo los primeros contactos, en septiembre del 83. reventó una rueda del coche, oficial pero camuflado, y yo llevaba un maletín. Venía de una reunión previa a la actuación de los GAL. Me tuvieron que sacar por el techo del coche. Conmigo iba otra persona. Me quedé medio inconsciente pero le dije: «Coge el maletín, coge el maletín». La Ertzaintza nunca tuvo ese maletín. Esa ha sido una historia que ha salido de rumorologías, que alguien se ha inventado.
P.- ¿Qué contenía ese maletín?
R.- Información sobre miembros de ETA.
P.- ¿Por qué pagó con una tarjeta VISA en Portugal?
R.- Porque cuando fui a Portugal fui claramente a establecer una red de información cuando ETA comenzaba a moverse por allí. Fui exclusivamente a montar una red de información Lógicamente no tenía que ocultarme en el hotel para pagar con una tarjeta VISA porque no iba a hacer nada extraño.
P.- ¿No suelen pagarse esos trabajos con fondos reservados?
R.- Los fondos reservados se los di como señal de anticipo para que empezaran a crear infraestructuras allí.
P.- Roldán me dijo en la entrevista de París. «No me van a engañar como a Amedo». ¿Fue aquello el pistoletazo de salida para que usted se decidiera a declarar?
R.- No. Yo no me enteré de aquel titular hasta por la noche cuando estaba en prisión. Me entró un furor horroroso. Me agarré un rebote tremendo. Pero no fue un detonante para que decidiese hablar. El detonante fue Garzón, que cometió todos los delitos habidos y por haber… Era un delincuente con toga. Mediante presiones, amenazas, coacciones… A través de esas cuentas que él conocía fue cuando se dio el paso para contar lo de Marey. Garzón cuando ya estaba en política le dijo a Felipe: «Tengo todo lo de Marey. Tu verás si me nombras o no ministro». Eso está escrito.
P.- Llegó usted a entrevistarse o recibir dinero de Álvarez Cascos?
R.-No. (Contesta por primera vez con un monosílabo y con desgana).
P.- ¿Quién filtró la existencia del zulo de los GAL en Francia, que indirectamente les perjudicó a ustedes?
R.- Alguien de los que trabajaban en ese momento en Francia para la actividad de los GAL que tenían contactos con Julián Sancristóbal. Para generar unas cabezas de turco que éramos Domínguez y yo. ¿Quién iba a creerse que los GAL se acababa en nosotros? Pero, de momento, nos juzgaron y quedó el tema paralizado. Y el GAL de ahí no pasó. Hasta que luego reventó.
P.- ¿Cree que los servicios secretos tuvieron parte de culpa para propiciar la operación de chivo expiatorio?
R.- No me cabe la menor duda. Martínez Torres, el comisario general de Información, una vez en el hotel Ercilla me dijo: «Te están vendiendo». Y yo le dije: «¿Quién me está vendiendo?».
P.- En la historia de los GAL han habido muchos muertos, cree usted que ha habido ajustes de cuentas entre los del bando mercenario? Me salen ocho o diez.
R.- Murió Pedro Sánchez, que secuestró a Marey. Murió Patrick de Carvalho, que se colgó en la cárcel.
P.- El comisario Guy Metge.
R.- Sí se lo quitaron de en medio. Me lo confesaron a mí. Tenían miedo que reventase, que desvelara el nombre de los policías que estaban con los GAL en Francia. Sí hay varios.
P.- ¿Llegó usted a matar a alguien?
R.- Yo no he matado jamás a nadie.
P.- ¿Pero estuvo cerca de algún atentado?
R.- Yo sólo coordinaba actuaciones determinadas a nivel, sobre todo, de información.
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