El abogado que Risto usó para atacar a OKDIARIO se enfrenta a 42 años de cárcel por varios delitos

El abogado que Risto Mejide y la productora La Fábrica de la Tele utilizaron como modelo para criminalizar a OKDIARIO y otros periodistas se enfrenta a una condena de 42 años de cárcel por una decena de delitos. El letrado Emilio Rodríguez Menéndez fue presentado por Todo es Mentira (TEM) como un referente de ética, mientras denostaba a los profesionales de la información que más habían combatido la corrupción política.

El abogado estrella del especial Las cloacas del periodismo, que La Fabrica de la Tele realizó en junio de 2019, se sentará en el banquillo de la Audiencia Provincial el próximo 6 de mayo para afrontar una acusación de nueve delitos, que juntos suman una petición de 42 años. Entre otros, Rodríguez Menéndez será juzgado por los delitos de estafa, falsificación de documentos públicos, blanqueo de capitales, apropiación indebida, intrusismo profesional y organización y grupo criminal.

Si Emilio Rodríguez Menéndez fuera condenado por todos los delitos se vería obligado a permanecer más de 20 años en prisión. Sólo las acusaciones de los delitos de “organización y grupo criminal” y de “estafa” conllevan una pena de 14 años. El propio Menéndez se presenta en su página web oficial como “el abogado del diablo”. Una buena marca para un profesional de pasado oscuro.

Según la querella de los estafados, Rodríguez Menéndez, a quien en el mundo de la abogacía llegaron a conocer como “Emilio, el turbio”, estafó a un grupo de inversores a quienes embaucó convenciéndoles de que el dinero se destinaba a un negocio de compra-venta de petróleo a la sociedad YPF Argentina. Según Menéndez, el dinero invertido había sido destinado a la constitución de tres mercantiles de las que él era el administrador único.

Sin embargo, como destaca en su escrito de acusación la fiscal del caso, Rosa Mayoral, el letrado, una vez recibidas las cantidades de los diferentes socios, se las quedó para él “con el propósito de obtener un enriquecimiento injusto”.

Cuando Risto Mejide y los productores de La Fábrica de la Tele se fijaron en Rodríguez Menéndez para aparecer en su programa a fin de difamar a los periodistas, el letrado ya había sido condenado en varias ocasiones e, incluso, se había convertido en prófugo de la justicia durante años. A comienzo de 2005, la Audiencia Provincial de Madrid lo condenó por un delito continuado contra la Hacienda Pública a una multa de 24,7 millones de euros, a una indemnización a la Agencia Tributaria de 1,8 millones y a 6 años de prisión.

Cuando los tribunales activaron la orden de ingreso en la cárcel se encontraron con que Menéndez había huido a Argentina. Los jueces dictaron una orden internacional de busca y captura que produjo un efecto positivo: el abogado era detenido cinco meses después cuando se hallaba en un restaurante con una mujer argentina.

Emilio Rodríguez Menéndez acabó con sus huesos en una cárcel de Buenos Aires, pero un magistrado argentino decretó su libertad con la condición de que no abandonara el país. El letrado regresó a España un año después de manera clandestina. La libertad le duró poco tiempo ya que, al cabo de unos meses, fue detenido por la policía e ingresó definitivamente en prisión.

Revisión de condena

Durante ese tiempo el Tribunal Supremo había revisado y elevado la condena por delito fiscal de 6 a 10 años, lo que suponía una estancia carcelaria de 7 años. Pero como el letrado ya había sido condenado a dos años por otra causa -la de la distribución del vídeo de Pedro J. Ramírez- por un delito contra la intimidad, se veía obligado a permanecer en prisión casi 10 años.

Rodríguez Menéndez no permaneció mucho tiempo entre rejas. En el verano de 2008, aprovechando un permiso carcelario, se fugó nuevamente a Argentina. Allí eludió todo intento de la Justicia española por lograr su extradición. En 2014, regresó a España con la coraza judicial de que todos sus delitos -condenas y fugas- habían prescrito.

El próximo mes de mayo, el letrado de los bajos fondos repetirá la experiencia de sentarse en el banquillo si no logra antes algún subterfugio legal para impedir la celebración de la vista. Ya en el juicio por la conspiración política para acabar con el director de El Mundo por las investigaciones periodísticas sobre los GAL, en la que Rodríguez Menéndez fue sólo un peón, el abogado tuvo que ser conducido ante la Sección Primera de la Audiencia Nacional en ambulancia. Los magistrados de esa manera impedían los intentos del letrado por suspender el inicio de la vista alegando una enfermedad inexistente.

Risto Mejide y los Productores de TEM se servían también de Rodríguez Menéndez para fustigar a los medios de comunicación apelando a unas supuestas cloacas periodísticas. Sin embargo, dos años después, una vez amortizadas las mentiras del personaje más desprestigiado y denostado de la abogacía, La Fábrica de la Tele también coloca a “Emilio, el turbio” en el punto de mira por haber sido el letrado defensor de Antonio David Flores, el ex de Rocío Carrasco.

Paradójicamente, quien era todo un modelo para criminalizar a los periodistas, acusándoles de haber recibido dinero de su bolsillo, el guión del docudrama sobre tribulaciones entre el ex guardia civil y la hija de la gran Rocío Jurado lo convierte en el “rasputín” de la telerrealidad.

Rodríguez Menéndez era un abogado que se especializó en defender a personajes mediáticos lo que le permitía salir a menudo en la pequeña pantalla, en revistas y en periódicos. Esa visibilidad le servía de reclamo para abarrotar la sala de espera de su despacho en la calle Orense de Madrid de narcos, quinquis, atracadores y delincuentes de medio pelo.

Entre sus clientes mediáticos presentaba una lista interminable: el ya mencionado Antonio David Flores -a quien llegó a nombrar subdirector de una revista basura que editó para criminalizar a sus enemigos- la ‘Dulce Neus’, ‘el Dioni’, varios mercenarios de los GAL, el caso Nani, el traficante de armas ‘El Francés’, capos de la camorra, secuestro de Melodi….