Internacional

Un millón y medio de manifestantes exigen la dimisión de Dilma Rousseff en Sao Paulo

«Estamos en la calle porque no aguantamos más este gobierno. Señores diputados, señores senadores, exigimos el impeachment de Dilma», dijo Rodrigo Chequer, líder del grupo Vem pra Rua, uno de los organizadores de la manifestación, desde lo alto de un camión.

La capital económica e industrial de Brasil ha sido el corazón de las marchas contra el gobierno. La marea de asistentes, con los colores verde y amarillo de la bandera nacional, fue replicada en Brasilia, donde se juntaron unos 100.000 manifestantes, y en Rio de Janeiro, donde participaron unas 700.000 personas.

Otros 700.000 manifestantes se juntaron en Rio de Janeiro, y 100.000 más en Brasilia

El PT lleva más de 13 años en el poder, los manifestantes protestaron por el derrumbe de una economía que se ha contraído un 3,8% el pasado año 2015 y que continuará su declive este año, además de los hallazgos en la investigación en la empresa Petrobras, en la que se desviaron multimillonarios fondos a favor de partidos que integran la coalición de gobierno.

En Brasilia, activistas contra el gobierno levantaron un gigantesco muñeco inflable que asemejaba la figura de Lula vestido de presidiario.

La multitud que ocupó la explanada central que conduce al Congreso vivó al juez federal Sergio Moro, cuyos fallos enviaron a la cárcel a varios empresarios y políticos enlodados en la causa Petrobras. Moro se convirtió en el símbolo de la lucha contra la corrupción en el Estado, un mal que junto al desempleo en alza y a una inflación creciente llevó a Brasil a una espiral de desánimo que alcanzó a la propia coalición de gobierno.

El sábado, el mayor aliado que tiene el PT anunció que evalúa romper la alianza. El centrista PMDB, la mayor fuerza política de Brasil, debatirá durante 30 días si abandona a Rousseff a su suerte o si se mantiene dentro del gobierno. Una eventual salida fragilizaría al gobierno al extremo.

En plena tormenta, Rousseff compareció sonriente el viernes tirando de carácter frío: «¿Creen que tengo cara de estar resignada? ¿Creen que tengo genio para resignarme? Yo no estoy resignada ante nada y no tengo esa actitud ante la vida. Cuenten, por lo menos, que no tengo cara de quien va a renunciar», sentenció.