Ortega carga contra los obispos de Nicaragua llamándoles golpistas por criticar su represión
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, se dio este jueves un baño de masas después de tres meses de protestas antigubernamentales. Decenas de miles de seguidores del oficialismo se han concentrado en la Plaza de la Fe de Managua, la capital del país, para conmemorar el 39 aniversario de la Revolución Sandinista.
Los vendedores ambulantes vendían pañoletas rojinegras, los colores del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional, y camisetas con la imagen del ‘Ché Guevara’, mientras se escuchaba canción revolucionaria y se repetía una consigna: «Se queda, se queda, se queda Daniel se queda».
El ex guerrillero y presidente ha criticado duramente a los obispos de la Iglesia Católica que actúan como mediadores en el suspendido diálogo nacional. Ortega ha considerado a los sacerdotes como opositores.
«Me dolió que mis señores obispos tuvieran esa actitud de golpistas», ha señalado el líder nicaragüense. «Ellos se descalificaron como mediadores, como testigos, porque su mensaje claro fue el Golpe», ha añadido. El oficialismo cree que los manifestantes opositores son «vándalos» y «terroristas» pagados por otros países con el objetivo de derrocar al Gobierno, un argumento que volvió a esgrimir Ortega.
«Hemos enfrentado una conspiración armada y financiada por fuerzas internas que todos conocemos y por fuerzas externas que totalmente identificamos», ha dicho el presidente, apuntando a Washington.
Criticó además las posiciones vertidas por opositores en Internet: «Ellos dicen en las redes sociales que van a matar al padre, a la madre, hasta a los niños tiernos (de los oficialistas) los van a asesinar, dicen. ¡Qué cosa es eso! Eso es propio de secta satánica. Por favor queridos obispos, exorcicen a esos demonios», ha pedido Ortega.
Tres meses de protestas antigubernamentales han dejado en Nicaragua más de 350 muertos, según las organizaciones locales de la sociedad civil. La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos ha contabilizado 277 fallecidos en el contexto de las manifestaciones.
Los opositores dicen que el Gobierno controla todos los poderes del Estado y denuncian una brutal represión, en la que se han conjugado fuerzas policiales y grupos de civiles progubernamentales armados que la sociedad civil considera parapoliciales y paramilitares.
En la Plaza de la Fe ondeaban este jueves miles de banderas rojiblancas sandinistas. La joven Norma Montoya, trabajadora del sector privado, era una de ellas. Cree que las protestas han acabado con la economía del país.
«Hace tres meses había un avance increíble en el país. Nosotros éramos la envidia de Centroamérica. Un país con mucho progreso. Muchos inversionistas tenían el ojo puesto aquí. Eso trae trabajo para muchos nicaragüenses y estabilidad para muchas de nuestras familias», comentaba la joven.
Las barricadas y los bloqueos viales erigidos por la oposición en las protestas y objetivo de la policía y los grupos de civiles armados en las últimas semanas han cambiado la vida de los oficialistas, apuntaba Montoya.
«Yo, como sandinista, he tenido que quedarme en mi casa muchas veces cuando pusieron tranques por todos los alrededores. En mi caso yo no tenía ningún lugar por el que salir, y tuve que quedarme en mi casa. Tuve que pedir vacaciones como trabajadora. Me daba miedo salir. Pasar por un tranque para mí era peligroso», ha añadido la joven.
Manuel Ruiz, contable y ex combatiente en la Guerra Civil nicaragüense de los 80, durante la primera etapa de Gobierno de Daniel Ortega, dice que el oficialismo no teme a nada.
«Nosotros hemos sobrevivido al imperio norteamericano. Así que quién dijo miedo. Aquí estamos para producir la tierra, tener amigos y paz. No al odio, no a la intervención y no a la violencia», ha reclamado.
Además ha defendido a los grupos de civiles armados progubernamentales. «Son sandinistas que andan defendiendo el partido, porque ya no es que quieran acabar con el Gobierno, sino con los sandinistas, en cada casa, y en cada barrio, y eso no lo van a hacer», ha añadido.
Bajo un palabras por el sol abrasador de la tarde capitalina, y ataviada con una gorra del Frente Sandinista, acudió a la celebración oficialista la trabajadora independiente Isolda Fuentes. Dijo estar segura de que los manifestantes opositores han sido pagados.
«Los Estados Unidos han financiado este Golpe suave que han querido montar en Nicaragua. Sabemos perfectamente que en los tranques se les pagaba a la gente que estaba ahí. No era el pueblo de Nicaragua. Era gente que se le pagaba y eran por lo general delincuentes», ha expresado.
Ortega se ha despedido de sus seguidores entre vítores y gritos de «se queda». Los obispos de la Conferencia Episcopal le pidieron que adelantase a marzo de 2019 las elecciones, previstas para noviembre de 2021, pero el presidente hizo pública su negativa a aceptar la oferta a principios de julio.
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