Los musulmanes también votan en Estados Unidos

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Ahmed Mohamed junto a su familia. (Foto: Getty)

Ben Carson, precandidato republicano a la Casa Blanca, opinó este lunes que un musulmán no debería ser presidente de Estados Unidos. Su oficina ha matizado que Carson no se refería a excluir a nadie, sino a no apoyar a aspirantes de esta confesión.

Sus palabras no pueden calificarse como desliz, en una campaña marcada por el discurso del miedo o las acusaciones contra los hispanos, con Donald Trump como protagonista y principal beneficiario, a tenor de los sondeos.

Carson, neurocirujano retirado, es otro de los favoritos. Pese a lo impopular de sus declaraciones, saca partido de ellas pensando en el elector más inmediato, antes de la pugna final frente a los demócratas.

El senador Marco Rubio, también en la carrera, defiende que la fe no debe descalificar a las personas. Comparte punto de vista con Jeb Bush, que invita a leer la Constitución de Estados Unidos, «clara» en esta materia, a juicio del exgobernador.

Las consiguientes peticiones para que Carson retire su candidatura han sido desoídas. La comunidad musulmana no ve sino crecer la islamofobia generada tras el 11-S de 2001 y no entiende que con ella se puedan ganar votos.

Obama y la detención de Ahmed Mohamed

La semana pasada, un niño de 14 años de origen sudanés fue arrestado en Texas tras llevar a clase un reloj hecho en casa que su profesora confundió con una bomba. Episodios como este son más habituales de lo que podría parecer.

Barack Obama, en un intento de dar la vuelta a la situación, ha invitado a la Casa Blanca a Ahmed Mohamed -así se llama-, al que se puede ver en la imagen junto a su familia.

El presidente declaró en 2014 que «Estados Unidos es un país musulmán» dada la cantidad de personas que allí profesan el Islam. Según cifras oficiales, suponen en torno a un 1 por ciento de la población total.

Se trata de una de las minorías más reducidas de la nación, frente al 7,5 de Francia o el 2,1 de España, datos para mayor desaliento de colectivos representantes, que no cuentan con fuerza numérica, baza por ejemplo de los hispanos tras cada embestida de Trump.

 

Una afectada, Aicha Fokar, de 20 años, opina -testimonio que recoge Reuters- que los comentarios de Carson perpetúan «un estereotipo muy enfermo en la cultura estadounidense». Para ella, componente de ese 1 por ciento de musulmanes, «se desalienta a los jóvenes de defender sus derechos o estar orgullosos de su fe».

Fokar, como Obama, cree que falta educación para comprender las cosas, empezando por la de algunos candidatos: «No entienden lo que nos pasa. Ellos no entienden que también somos los votantes».

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