Michel Aoun considera que Líbano debe dejar atrás el sectarismo
Líbano se encuentra en un punto su inflexión. Una población hastiada hasta el extremo de su clase política por su ineficiencia y su corrupción sufre ahora las consecuencias de la destrucción de Beirut por el almacenaje sin control de explosivos. Esta es la gota que ha colmado el vaso y que está sirviendo de acicate para replantear el rumbo que ha seguido el país hasta ahora. Tras la dura guerra civil que duró de 1975 a 1990, se adoptó un sistema de reparto de poder por cuotas religiosas para traer paz y estabilidad a los libaneses. Este pacto se ha visto comprometido por la crisis económica y social y, ahora, hasta el propio presidente, Michael Aoun, considera que es necesario dejarlo atrás y hacer un Estado laico para salir adelante, según unas declaraciones que ha pronunciado este domingo durante un breve discurso para conmemorar el centenario de la creación del Gran Líbano y que recoge la agencia Efe.
El próximo 1 de septiembre se cumple el centenario del establecimiento del Estado del Gran Líbano, que fue proclamado por Francia en una división con Gran Bretaña después de la Primera Guerra Mundial, un paso que fue bienvenido por los cristianos maronitas, la comunidad a la que pertenece Aoun, aunque no por los musulmanes. «El 1 de septiembre de 2020 es una continuación del 1 de septiembre de 1920. Y es por eso por lo que creo que un Estado laico protege y preserva el pluralismo», ha señalado.
El Líbano fue testigo de una guerra civil que duró de 1975 a 1990 y que terminó con un acuerdo de reparto de poder en el Gobierno entre las 18 comunidades religiosas presentes en el país. Desde entonces, esta repartición de asientos en el Parlamento ha dificultado la formación de gobiernos y la toma de decisión a la hora de llegar a acuerdos.
“El sistema sectario que se basa en los derechos de las comunidades y las cuotas entre ellas han sido válidos por un tiempo, pero hoy se ha convertido en un obstáculo para cualquier desarrollo en el país, un obstáculo para cualquier reforma y la lucha contra la corrupción, así como un generador de conflicto y división para todo el mundo que quiere golpear al país”, ha aseverado el presidente durante su comparecencia.
El Líbano hace frente a una de sus peores crisis de la historia, una situación que se ha agravado tras la explosión el pasado 4 de agosto de casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio almacenados seis años sin custodiar en el puerto de Beirut, que mató a 190 personas, hirió a más de 6.500, dejó sin hogar a unas 300.000 y asoló gran parte de la capital mediterránea.
Además, Aoun hizo referencia en el discurso a la «juventud del Líbano que está llamando a un cambio», y ha asegurado que «por su bien y por el futuro» hay que decirles que su «momento ha llegado», en alusión a la revolución que comenzó en el país el pasado 17 de octubre. Está previsto que este lunes comiencen las consultas parlamentarias para nombrar a un nuevo primer ministro después de que el anterior gabinete dimitiera en bloque seis días después de la explosión de origen desconocido. También se espera que mañana por la noche llegue a Beirut el presidente francés, Emmanuel Macron, por segunda vez en menos de un mes y comience su programa oficial el 1 de septiembre.
Hassan Nasrallah, jefe del grupo terrorista Hizbulá, aliado del Movimiento Patriótico Libre de Aoun, ha afirmado antes el domingo que su movimiento chiíta estaba “abierto” a la propuesta francesa de un nuevo pacto político para el Líbano mientras haya consenso nacional.
Aoun recibirá el próximo lunes a los representantes de los bloques parlamentarios y a los legisladores independientes para iniciar las consultas para nombrar un nuevo primer ministro después de que el gobierno dimitiera tras la explosión de Beirut.
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