Internacional

Libia evidencia la inoperancia de la política exterior de la UE

  • Antonio Navarro Amuedo | atalayar.com

Una vez más la UE vuelve a poner de relieve sus carencias a propósito de un conflicto internacional de relieve.  Ahora ha sido Libia. El vacío de liderazgo europeo –en la coyuntura estratégica aislacionista de EEUU- lo han ocupado dos potencias euroasiáticas con ambiciones imperiales, Rusia y Turquía, en bandos enfrentados en el conflicto libio. Y ello ocurre a pesar de que el conflicto libio se va fuera de control con cada día a las mismas puertas de la UE. Y de la importancia para los 28 –y de manera destacada para España- de un Magreb y un Sahel estables. Pero la UE se ha mostrado incapaz de presentar una propuesta digna de ser tenida en cuenta por las partes en litigio.

En la noche del viernes la UE fue incapaz de presentar una propuesta concreta para poner fin al conflicto bélico en el país magrebí y este mismo sábado, Fayez Sarraj, líder del Gobierno de Acuerdo Nacional libio (GNA) –apoyado hasta ahora por la ONU- se ha reunido en Roma con el primer ministro italiano Giuseppe Conte. Lo ha hecho después de haber cancelado un primer encuentro, una vez supo que este había recibido al mariscal Jalifa Haftar. Italia -antigua potencia colonial en Libia- mantiene una división militar en apoyo al Gobierno de Sarraj en Trípoli desde enero de 2018 y el Estado Mayor de la Defensa aseveró esta misma semana que seguirá. El pasado miércoles, Conte había instado a Hafter a que renunciara «a la opción militar», recoge la agencia Efe.

Convencida de que es la mejor opción en la lucha contra el yihadismo –y golpeada duramente en casa por el terrorismo-, Francia apoya al mariscal Haftar. Y de fondo, la cuestión de los hidrocarburos: la italiana Eni compite con el galo Total en el escenario magrebí, recordaba en Forbes el analista Alasdair Lane.

La cumbre extraordinaria de ministros de Exteriores de la UE este viernes fue el reflejo de la falta de iniciativa de los 28. El alto representante de Política Exterior de la UE, el español Josep Borrell, se limitó a hablar en términos genéricos de la necesidad de una desescalada entre las partes y a enfrentarse con los periodistas que le recordaban la ausencia de una política exterior coherente. En lo que sí parecen unidos los Estados de la UE a día de hoy es en seguir dando crédito a Irán y en proclamar la validez del Plan de Acción Integral Conjunto, el acuerdo nuclear de 2015 alcanzado con Teherán.

La extraña pareja formada por Putin y Erdogan, cada vez más fundamental para resolver la situación en Oriente Medio, se hace también imprescindible en el Magreb. Animados por veleidades neoimperialistas, actúan con todo el impulso y la decisión que le falta a la UE. Los intereses de Turquía –que ya ha enviado tropas a Libia- son numerosos en suelo libio. La supervivencia del GNA daría a las firmas turcas la posibilidad de continuar obras de construcción por valor de 20.000 millones de dólares, según The Economist. Además, se situaría en una posición de ventaja en el proceso de recuperación del Ejército libio.

Y, cómo no, la energía. El descubrimiento en el Mediterráneo de grandes reservas de gas ha desatado un nuevo conflicto regional.  Los intereses turcos pasan por el acuerdo de fronteras marítimas suscrito con el GNA a cambio de la ayuda militar de Ankara. Por ahora Ankara se ve con ventaja. Grecia, Chipre e Israel, promueven el proyecto EastMed, y Turquía y Rusia, TurkStream, como se ha explicado en esta publicación.

Todo vuelve a pasar por Moscú y Ankara, Putin y Erdogan. Según el analista libio Emadeddin Badi, del Middle East Institute –citado por The Economist- solo Rusia y Turquía están hoy en situación de poder dar con una solución a la cuestión Libia.

De momento, en cualquier caso, la apelación de las dos cancillerías al alto el fuego –que esperaban entrara en vigor a las doce horas de este domingo- no ha sido acogida por los principales protagonistas de la guerra.

«Espero que Rusia convenza a Haftar y que demos un paso hacia la paz en Libia lo antes posible», declaró este sábado el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, según la agencia de noticias oficialista Anadolu.
No solo la UE está dividida a cuenta del conflicto libio. También la comunidad internacional en su conjunto lo está. Hafter está apoyado por Arabia Saudí, Egipto, Francia, Rusia y Emiratos Árabes Unidos. En el bando contrario, el del Gobierno de Acuerdo Nacional de Sarraj, cuenta con el respaldo de Qatar y Turquía.

Con todo, la llamada al cese de las hostilidades se generaliza en la comunidad internacional. En el horizonte, la conferencia de Berlín, cuyos promotores esperan que reúna a todas las partes involucradas en la contienda. Tal vez escarmentada por lo ocurrido en Libia a raíz de la acción militar de la OTAN de 2011 que acabó con el régimen de Gaddafi –crisis migratoria, extensión del terrorismo yihadista en el Sahel, etc.- todo apunta a que la UE UE seguirá viéndolas venir en un conflicto que amenaza con provocar más inestabilidad en el norte de África. Un caos a sus mismas puertas del que sufrirá las consecuencias.