Es un manjar de dioses en Castilla-La Mancha, pero en el resto de España nadie lo conoce: nació en la Edad Media

Castilla-La Mancha es una de las cunas gastronómicas de España y la prueba es que tiene platos que hasta salen en El Quijote. Pero hay un manjar muy típico en Cuenca que asquea a la mayoría de españoles.
Hablamos del morteruelo, un plato que a simple vista parece un paté caliente, pero que tiene una serie de ingredientes que provocan arcadas a los que menos disfrutan de la buena comida.
Quizás la combinación de ingredientes no sea la que más te llama la atención, pero te aseguramos que merece la pena: pan rallado, ajo, especias, carnes de caza e hígado de cerdo.
En la mayoría de sitios ni lo conocen, pero en parte de Guadalajara, Albacete y Cuenca han sabido reivindicarlo.
El plato manchego con un ingrediente que no gusta a todo el mundo
El morteruelo tiene raíces muy antiguas y se basa en la cocina de aprovechamiento. Se trata de un guiso espeso muy parecido al paté caliente, pero con un sabor más intenso.
El nombre viene directamente del mortero, el utensilio con el que tradicionalmente se machacaban los ingredientes para darle esa forma densa y untuosa. Aun así, hoy en día algunos prefieren pasarlo por la batidora.
Está riquísimo y sirve para casi cualquier hora del día, pero lo que hace que no haya ganado más fama en España es su base: hígado de cerdo rehogado en aceite y ajo.
Los hígados han perdido fama en muchas partes de España. Además, tampoco estamos acostumbrados a los productos de caza. Por ejemplo, es normal acompañarlo e conejo o incluso perdiz.
Otra cosa que ha hecho que no gane más relevancia es su apariencia. Al desmenuzarse con el mortero y reincorporarse al caldo de cocción, queda una pasta marrón cuyo aspecto no es el más apetecible del mundo.
En cambio, vas a probar pocas comidas con un toque más fuerte, rústico y perfecto para acompañar con un poco de pan y un buen vino tinto que el morteruelo.
El manjar de Castilla-La Mancha que nació en la Edad Media
Poco a poco se ha ido recuperando la tradición en Cuenca y Albacete. Merece la pena que así sea, ya que el origen del morteruelo se remonta a la Edad Media. Concretamente al siglo XI y al Fuero de Molina.
Posteriormanete también hay referencias en el Libre del Coch, un recetario del siglo XVI de Ruperto de Nola, donde se describe un plato muy similar bajo la denominación de potaje dicho morteruelo.
Desde entonces las referencias no han parado. Más cercano a nuestros días, en el siglo XIX, el sainetero Tomás Luceño le dedicó unos versos. Esa es la prueba definitiva de cómo de arraigado está el morteruelo en la cultura manchega.
En algunas zonas, especialmente en Albacete, también se le conoce como ajo mataero pero hay una cosa que no cambia: el morteruelo es una de las joyas mejor escondidas de Castilla-La Mancha y, más allá de la peculiaridad de sus ingredientes, el resto de españoles se está perdiendo un manjar.