Así salió España del estado de alarma en Las Rozas
Los médicos de la selección española han sido muy importantes para sacar al combinado nacional de su estado de alarma particular
La figura de Joaquín Valdés, psicólogo del combinado nacional, también ha sido clave
Ahora que España vuelve a la normalidad, es un buen momento para explicar como la Selección ha salido de su estado de alarma particular. Cuando pasadas las 22:00 horas del pasado domingo la Federación confirmaba que Sergio Busquets había dado positivo por coronavirus en un test PCR, el día a día de la selección española cambiaba radicalmente. Los futbolistas, el cuerpo técnico de Luis Enrique y todos los trabajadores que habían estado en contacto con el mediocentro del Barcelona, se aislaban dentro del hotel de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Todas las miradas apuntaban a los jugadores, pero los que realmente han tenido un gran protagonismo durante estos días en los que se cruzaban los dedos cada vez que llegaban del laboratorio los resultados de las pruebas, han sido los doctores de la selección Óscar Celada y Juan José García Cota, encargado de dirigir todos los protocolos vinculados al coronavirus.
Los médicos tuvieron que tomar decisiones y rápido. La primera, reforzar los ya de por sí exigentes protocolos contra el coronavirus que estaba cumpliendo rigurosamente España. Luis Enrique y sus chicos estaban siendo más cuidadosos que lo que exige tanto UEFA como el Ministerio de Sanidad, todo con el único objetivo de mantener fuera de Las Rozas a un virus que desde marzo de 2020 nos ha demostrado una y otra vez que es ingobernable y actúa cuando y como quiere.
España amaneció el lunes con una mezcla de sentimientos negativos. Pocos entendían cómo se había colado el virus, todos temían que se produjesen más contagios y ninguno dejaba de pensar en Busquets. El capitán se tuvo que marchar en una ambulancia a Barcelona para pasar la infección. Mientras, los médicos ya tenían perfectamente trazado el plan para intentar que el problema no se acentuase. Para ello, todos los integrantes de la selección comían, desayunaban y cenaban en mesas individuales situadas al aire libre. También se pusieron tres buffets distintos con el objetivo de que como máximo coincidiesen dos jugadores a la hora de ir a por la comida. El tema de los entrenamientos también fue una aventura. Sesiones individualizadas, divididas en tres grupos y a una distancia de unos 10 metros entre jugador y jugador en el césped. Lo de ver vídeos en lugares cerrados, totalmente prohibido.
PCR diario
En el plano sanitario, a primera hora de la mañana se sometía a todos los integrantes de la selección española a un test PCR. Unos resultados que el lunes llegaron pasadas las 21:00 horas, incrementando la tensión. Aunque el peor momento se vivió el martes. Una vez finalizado el partido contra Lituania, que tuvo que disputar un combinado de la sub-21, todavía no se conocían los resultados de las pruebas. Ya se había cumplido la media noche cuando llegaron los dos últimos análisis que faltaban por conocerse: uno negativo, mientras que el otro, el de Diego Llorente, positivo.
Los doctores, que no perdían de vista a un Sergio Busquets que está superando la enfermedad de manera asintomática, también iban a tener que estar muy pendientes de Diego Llorente. Y así lo hicieron. El propio central ha agradecido en rueda de prensa al doctor Cota el seguimiento que le ha hecho hasta que se confirmó que era un falso positivo, sin duda una de las grandes noticias de esta semana junto con el resto de los negativos.
Visto lo visto, todo ha salido a la perfección. Las medidas, que continúan elevadas para evitar sustos, han surtido efecto y España recupera la normalidad. En la tarde del sábado se han vuelto a entrenar todos juntos y el único pensamiento es el partido contra Suecia.
El lío de las vacunas
Tanto el doctor Cota como Celada han sido muy importantes a la hora de decidir qué vacunas se iban a suministrar a los integrantes de la selección española. Los galenos eran partidarios de Janssen, que es monodosis, pero el Gobierno ofrecía Pfizer.
Debido al poco tiempo que había entre la vacunación, que finalmente se llevó a cabo el viernes, y el partido contra Suecia, los médicos temían los efectos secundarios que podrían aparecer y, que por el momento, no han llegado a la Selección. Por ello, querían evitar a toda costa que en medio del torneo tuviesen que recibir la segunda dosis. Finalmente, y tras escuchar a los sanitarios, la Federación consiguió que los jugadores que no habían pasado la enfermedad fueran inmunizados con Janssen, mientras los que sí habían sufrido el coronavirus recibiesen una única dosis de Pfizer, ya que esta iba a ser suficiente.
La importancia de Valdés
Si los médicos han sido importantes esta semana, la figura de Joaquín Valdés, psicólogo del cuerpo técnico de Luis Enrique, también ha sido muy clave. Su radar de acción se amplió, alejándose un poco del cuerpo técnico y centrándose en mantener alta la moral de la tropa. Unos días cargados de positividad que han surtido efecto. El grupo está unido y tremendamente ilusionado con hacer un gran papel en esta Eurocopa.
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