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Zaplana no es Griñán: la Guardia Civil le conducía de la celda al hospital para recibir quimioterapia

La Audiencia Provincial de Sevilla ha decidido este viernes que José Antonio Griñán, ex presidente socialista de la Junta de Andalucía, de 76 años, condenado a 6 años de cárcel por malversación en el caso de los ERE, no entrará de momento en prisión. Lo ha decidido después de considerar un informe del Instituto de Medicina Legal de Sevilla que recoge que por su enfermedad «no es conveniente» su encarcelamiento, debido al cáncer de próstata que padece. La Audiencia ha aplazado su ingreso en prisión mientras reciba quimioterapia. El trato al dirigente socialista contrasta con el que recibió Eduardo Zaplana. El ex presidente de la Generalitat valenciana, en prisión preventiva durante 9 meses, salía una vez por semana de la cárcel para recibir la quimioterapia contra su cáncer.

En cualquier caso, Griñán no entrará de momento en prisión. Ahora, toca esperar hasta terminar un tratamiento que todavía no ha comenzado y realizar un nuevo informe forense. La Audiencia ha respondido así a su abogado, que ya pidió la suspensión de la condena, ya que entrar en la cárcel «podría reducir su expectativa de vida», en un recurso presentado ante la Audiencia Provincial de Sevilla.

Este caso choca poderosamente con el del ex ministro y ex presidente de la Generalitat valenciana Eduardo Zaplana, que sí estuvo nueve meses en la cárcel, 259 días en concreto, compatibilizando su estancia en prisión provisional con sus salidas para recibir tratamiento contra la leucemia que padece hasta que tuvo que ser ingresado de urgencia en el Hospital La Fe de Valencia durante 51 días. Precisamente Zaplana fue uno de los primeros políticos que pidió que Griñán no entrase en prisión por razones humanitarias. Además, Zaplana estaba en régimen de prisión provisional ya que ni siquiera ha sido juzgado todavía, mientras que la sentencia de Griñán es definitiva.

En el caso de José Antonio Griñán la sentencia es firme, ratificada por el Tribunal Supremo, mientras que en el caso de Zaplana todavía está pendiente de juicio por el caso Erial. La defensa de Grinán ha esgrimido básicamente los mismos argumentos que él en su día usó el ex presidente de la Generalitat valenciana, la imposibilidad de recibir tratamiento contra el cáncer de próstata que padece y que se le conceda un indulto parcial que evite su entrada en prisión «expresamente en razones de humanidad y equidad», esgrimiendo que el ex presidente andaluz es «un ciudadano de 76 años con una intachable trayectoria vital» y que «tras más de 40 años al servicio público desde las más altas responsabilidades, jamás ha obtenido remuneración alguna distinta de su sueldo como funcionario», descartando cualquier «enriquecimiento personal ni familiar». La Fiscalía ya se opuso a esta medida.

Las similitudes son evidentes: ambos ex presidentes precisan de un tratamiento que no puede recibirse en prisión de manera normalizada. Zaplana fue arrestado el 25 de mayo de 2018 por delitos de blanqueo de capitales, malversación y prevaricación. Padecía una leucemia desde el año 2015. Tras su ingreso en la cárcel salía todas las semanas del centro penitenciario durante unas horas en una ambulancia para recibir tratamiento en el Hospital La Fe, de Valencia. El ex ministro iba siempre acompañado de una pareja de la Guardia Civil que hacía guardia en la sala del hospital donde recibía quimioterapia y luego regresaba a prisión.

Por este motivo, la defensa de Zaplana pidió en numerosas ocasiones su puesta en libertad por razones humanitarias y el cambio del régimen de prisión por un arresto domiciliario ante el Juzgado número 8 de Valencia, que nueve meses después decidió ponerlo en libertad. La defensa de Zaplana pidió su puesta en libertad porque no existía «ningún riesgo objetivo de destrucción de pruebas ni de fuga» debido al arraigo personal y familiar del ex dirigente del PP y por la grave enfermedad que padece desde el 2015 y que requiere cuidados «continuos y periódicos».

Pero la jueza instructora de Zaplana rechazó el recurso de la defensa del ex ministro porque «quien comete presuntamente un delito debe asumir las consecuencias de sus actos» y llegó a argumentar que las vigilancias realizadas a Zaplana le mostraban una vida «muy activa», acudiendo a conferencias o restaurantes «sin llevar mascarilla, en un medio hostil donde se puede coger cualquier tipo de virus». La magistrada incluso llegó a decir que Zaplana «evidencia que se encuentra en perfecto estado, independientemente de la enfermedad que padece», tras solicitar el ex ministro el uso del gimnasio de la cárcel de Picassent, donde se encontraba interno.

Las últimas siete semanas de su prisión provisional Zaplana estuvo internado en el Hospital La Fe, donde ingresó el 18 de diciembre de 2018 tras perder 10 kilos de peso durante su estancia en prisión. Estuvo 51 días ingresado hasta que finalmente, tras cinco recursos, la juez accedió a su libertad vigilada el 7 de febrero de 2019. Griñán ha estado en su casa esperando la resolución de la Audiencia.