Sánchez sin nº 1 a las europeas: los ‘noes’ de Zapatero, Ribera y Borrell dan vía libre a Iratxe García
La conformación de las listas europeas se está convirtiendo en un auténtico tormento para Sánchez
La conformación de las listas europeas para las elecciones del próximo 9 de junio se está convirtiendo en un auténtico tormento para Pedro Sánchez. De la misma forma que ocurrió en Madrid en las pasadas elecciones municipales, cuando nadie aceptó medirse contra José Luis Martínez-Almeida y Sánchez tuvo que designar con presiones y contra su voluntad a la ex ministra Reyes Maroto, tampoco para las europeas el secretario general del PSOE encuentra candidato.
Pedro Sánchez, según ha podido saber este periódico, ha tocado ya varias puertas de algunas de las personas más cercanas a él. Y todas le han dicho que no. En la recámara están la opción de Hana Jalloul, siempre presente en todas las quinielas, aunque supondría perder un puntal en la Internacional Socialista, y la actual presidenta de los socialistas en la Eurocámara, Iratxe García. El nombre que finalmente decida Sánchez no se conocerá hasta finales de abril. Casi sin tiempo para someterse a unas primarias como marcan los estatutos del PSOE.
Entre los que le han dado un no rotundo a Pedro Sánchez a poner su cara en el cartel de las europeas están Teresa Ribera, José Luis Rodríguez Zapatero y Josep Borrell. Este último, que encabezó las listas en 2019 ya sin ganas, pero con la promesa de que podría ser Alto Representante de Exteriores de la Comisión Europea, con rango de vicepresidente, ha sido una de las últimas puertas a las que ha tocado Sánchez tras haberlo descartado previamente por sus declaraciones públicas en contra de los indultos y la amnistía. Enmendando por completo la estrategia del actual Gobierno con Cataluña. Pero el rechazo de otros nombres, como el de Ribera o Zapatero, llevó al jefe del Ejecutivo a plantearle el seguir. Borrell se negó.
Teresa Ribera, opción preferida
La opción preferida para Sánchez siempre ha sido la de la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera. El presidente quiere que haga un cambio de aires, aprovechando el cambio de ciclo en Europa, y se vaya a Bruselas. Aunque Ribera es uno de los puntales de su gabinete y clave en el despliegue de la nueva política ecologista del Ejecutivo. Pero la madrileña, que en su momento ya rechazó también ser candidata a la alcaldía de Madrid, está muy bien valorada en Bruselas. Hasta el punto que, en los últimos años, ha liderado algunas de las transformaciones más importantes que se han hecho a nivel comunitario. Ella está dispuesta a irse a la capital comunitaria, pero como comisaria de Energía y no como cabeza de cartel del PSOE.
El ‘no’ de Zapatero
Zapatero, cuyo nombre se llegó a plantear en serio hace ya algunos meses, todavía en 2023, se ha descartado él mismo. El ex presidente del Gobierno, uno de los dirigentes socialistas que más susurran en la oreja a Sánchez en la actualidad, tiene una importante cartera de negocio en el sector privado que supondría tener que abandonar para asumir este nuevo reto que, a su vez, le volvería a colocar en la primera línea política. Pese a que en los últimos años ha vuelto a recuperar cierto protagonismo, sobre todo en los mítines electorales cuando hay campañas, el ex líder del PSOE no se ve en el Parlamento Europeo. Y así se lo ha hecho saber a Pedro Sánchez.
Llegados a este punto, sin nadie ilusionado y dispuesto a encabezar una candidatura que según todos los sondeos sufrirá un varapalo importante en las urnas, Sánchez trata en solitario y en el más absoluto secretismo la designación del candidato. «Hay tiempo todavía, no hay que tener prisa» afirmaba esta semana, en Oriente Medio, en una conversación informal con los periodistas que han seguido el viaje. Lo cierto, por eso, es que hace cinco años, a estas alturas, Josep Borrell ya estaba confirmado como candidato, cargo que compaginó con el de ministro hasta la campaña electoral.
Entre Jalloul e Iratxe García
Por ahora, descartada la opción Ribera, Zapatero o Borrell, todas las miradas se centran en la secretaria de Internacional de la Ejecutiva Federal, Hana Jalloul, y en la actual jefa de filas de los socialistas europeos, Iratxe García. La elección de la primera supondría que Sánchez pierde gran parte de la semana en Madrid a su terrateniente en la Internacional Socialista. La que le abre las puertas a nivel mundial. García, que también le abre todas las puertas a nivel europeo, no es tanto de su agrado. Ambas fallan en una cosa que el presidente busca para esta campaña: capacidad de confrontación con el PP que, por ahora, sigue también sin desvelar a su candidato.
En Moncloa y en Ferraz explican en el entorno de Sánchez, asumen que las elecciones del 9 de junio serán una suerte de segunda vuelta de las generales del pasado 23 de julio que ganó el PP, pero que un pacto con los separatistas le permitió al PSOE seguir gobernando. La cita con las europeas «es la que más se parece a la del 23J», deslizan en Moncloa, desmereciendo así lo que ocurrió en las pasadas elecciones gallegas y en lo que puede ocurrir en el País Vasco y Cataluña. Un cataclismo el 9J puede suponer la puntilla final a la era Sánchez. Cada vez hay más voces internas que hablan de la necesidad de abordar ya el relevo.
Lista de Sánchez para las europeas
En la búsqueda de ese perfil de confrontación, y desactivándolo a la vez como sustituto de Sánchez al frente del partido, cargo para el que hace tiempo que se mueve, emerge también el nombre del superministro Félix Bolaños. Apostar por el titular de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes podría ser el golpe de efecto al que nos tiene acostumbrados el jefe del Ejecutivo cuando las cosas no salen como quiere él. Su designación, pues, podría ser una respuesta a un mal resultado de Eneko Andueza en el País Vasco.
Bolaños, arquitecto jurídico de los indultos y la amnistía, muy odiado por el núcleo duro de Sánchez en La Moncloa que hace tiempo que le piden que lo aparte, podría recalar en Europa con la tranquilidad de asegurarse un sueldo nada despreciable de más de 12.000 euros mensuales durante los próximos cinco años. Aunque su salida, sumada posiblemente a la de Ribera, obligaría al presidente a designar uno o dos nuevos ministros en su sustitución, tarea que tampoco parece sencilla. Por eso, la opción Bolaños parece ser sólo la última en caso de necesitar un golpe de efecto. Por ahora.
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