Pablo Iglesias recurre a la Guerra Civil y a los símbolos carlistas en su estrategia de «lucha y combate»

Pablo Iglesias
Ana pastor llama al orden a Pablo Iglesias durante su intervención en el debate de investidura. (EFE)

Dijo Pablo Iglesias hace un par de semanas que Podemos tendría que volver a la «lucha y al combate», aunque no lo haría él, «porque los dirigentes no pueden, tienen que ser los militantes». Bueno, el caso es que el líder de Podemos se ha agarrado al atril del Congreso delos Diputados para aplicar su estrategia de deslegitimación al régimen democrático iniciando su discurso en el debate de investidura con una referencia a la Guerra Civil y, saltando un par de párrafos, apelando a los diputados del PNV en su recuerdo a la  «Cruz de Borgoña, tan importante en España», olvidando que ese símbolo tiene un origen carlista.

El líder podemita ni ha carraspeado para soltar su perorata inicial: «Saben ustedes lo que me gusta homenajear a quienes han luchado por nuestra patria cada vez que subo a este atril», ha dicho: «Hoye quiero empezar recordando que se cumplen estos días 80 años de la llegada de las Brigadas Internacionales a España. Gracias por venir aquí a combatir el fascismo».

Pablo Iglesias ha basado toda la tesis de su discurso en la palabra «miedo», no sólo diciendo que «los ciudadanos ya no lo tienen» –más allá de que si es así, no ha sido él quien ha capitalizado electoralmente esa liberación–, sino apelando a la «lucha callejera», las «manifestaciones», las «huelgas generales» y, claro, la Guerra Civil.

El líder podemita se ha detenido en los problemas territoriales de Cataluña y el País Vasco, remarcando el papel secundario que ahora tienen allí los dos partidos mayoritarios. Aprovechando este comentario para señalar que su formación, y las diferentes marcas blancas de Podemos, han ganado las elecciones en esas comunidades.

Y ha querido hacer un guiño a Aitor Esteban, presidente del grupo parlamentario del PNV: “Las dos instituciones tradicionales a prueba de crisis con la Monarquía y el PNV, bien unidos por la Cruz de Borgoña”, ha dicho Iglesias.

En una sucesión de errores históricos poco esperables en un profesor de ciencia política, Iglesias se ha dirigido a Esteban: «Ya saben ustedes lo importante que ha sido la Cruz de Borgoña en España», ha dicho. Y la cara de Aitor Esteban ha resultado un reflejo de su sorpresa.

Y es que ese símbolo tiene un claro origen carlista. Fue traída a España por los reyes Juana I y Felipe el Hermoso, miembro éste de la Casa francesa de Borgoña. El símbolo fue adoptado por la monarquía española hasta que los problemas de sucesión de Fernando VII entre su hermano Carlos y su hija Isabel dividieron las casas dinásticas y fueron los carlistas los que enarbolaron la cruz borgoñona.

El asunto dinástico sí llegó hasta la Guerra Civil que estalló en el año 1936. Quizá Iglesias le recordaba al PNV el enfrentamiento entre hermanos vascos durante la contienda, pues los ‘gudaris’ del PNV lucharon contra los carlistas, al estar en bandos contrarios entre 1936 y 1939.

O puede que Iglesias quisiera con este comentario minar a una de esas dos instituciones que él decía que habían salido «indemnes» de la crisis, la Monarquía española representada por Felipe VI.

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