El expresidente: "Moncloa triunfa, esto se ha terminado"

Moncloa fraguó con ERC y PDeCAT un plan de traiciones hasta forzar la rendición vía sms de Puigdemont

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Carlos Cuesta

Moncloa lleva semanas fraguando con ERC y PDeCAT un plan de traiciones que ha llevado a forzar la rendición vía sms de Carles Puigdemont. La negociación se ha establecido en diversas fases y ha contado con la mediación del PNV con los antiguos convergentes.

La frase estrella de Puigdemont en sus mensajes, en la que afirma que «el plan de Moncloa triunfa», resume lo ocurrido hasta ayer mismo. Porque ha habido un plan, toda una estrategia que ha consistido en apoyarse en los sectores críticos con Puigdemont dentro de su propio partido con el fin de aislarle en una especie de pinza en la que ha entrado ERC.

Los protagonistas de este alejamiento de Puigdemont han sido sus compañeros Jordi Turull, Josep Rull, Marta PascalDavid Bonvehí. No comparten la estrategia, ni el abismo al que les lanza el plan del ex presidente fugado. Y todos ellos han mostrado interna -y externamente- sus discrepancias con Puigdemont. El alejamiento frente al fugado ex presidente es tal que, de hecho, ha conseguido cerrar las heridas abiertas en el pasado entre Turull y Pascal.

Turull, Rull y la complicidad de ERC

Hay que tener en cuenta dos de estas figuras dentro de PDeCAT: Jordi Turull y Josep Rull. Ambos se encuentran en una posición penal muy delicada y su libertad condicional y trato penitenciario futuro les convierte en figuras vulnerables dentro del separatismo. Vulnerables y proclives a la traición a un fugado que, por otra parte, no les avisó de que se escapaba a Bélgica.

Con esa base de traición interna, Moncloa empezó a tejer hace semanas un acercamiento al otro eje clave: ERC. Oriol Junqueras se encuentra en prisión incondicional. Pero, por debajo suyo, no hay más presos de su formación política. Y ello, pese a que la lista de imputados es larga y nutrida de compañeros de formación, e incluye a personas de gran protagonismo como la propia sucesora y secretaria general de ERC, Marta Rovira -también en peligro de cárcel-.

Los mimbres estaban sentados. Y los cauces del acercamiento también. Especialmente a través del grupo de diputados en Madrid del partido de Puigdemont -Carles Campuzano y Jordi Xuclà, personas que casualmente han asumido la dirección de PDeCAT en Madrid desde abril de 2017.

El propio diputado ERC en Madrid, Joan Tardà, tampoco está en situación de plantear grandes trabas. La publicación de la agenda personal del golpista Josep María Jovè le retrata en reuniones clave del 1-O y, por lo tanto, deberá tener cuidado para no acabar en la misma situación penitenciaria que su jefe de filas, tal y como adelantó OKDIARIO.

Solo en Bruselas

La pinza se dibujaba y sólo faltaba ya que el propio Carles Puigdemont asumiese que estaba sólo en medio de ese plan de traiciones. La prisión incondicional y el planteamiento firme de la Justicia de no permitirles a ninguno de ellos -ni a los fugados ni a los presos- acudir a los plenos del Parlamento catalán hizo el resto. El miedo de Puigdemont ante las advertencias de que si volvía iba directo a la cárcel se sumó. Y la última pieza llegó el pasado fin de semana con la prohibición por parte del TC del pleno de investidura.

Carles Puigdemont asumía ayer la situación y planteaba su renuncia a continuar.
Ahora sólo quedan los flecos pendientes. El primero de gran importancia: ¿asumirá la población separatista un abandono a estas alturas del golpe de estado?.

Y el segundo: la sucesión dentro de JxCAT. Porque el plan incluye el aislamiento político de Elsa Artadi, figura captada por Puigdemont, impulsada por Mas Collel y avalada por el propio Mas. Pero a la que odia medio partido por ser la figura encargada por el propio Puigdemont de aniquilar políticamente a todo el que no pertenezca al grupo de fieles del fugado ex presidente.

Puigdemont buscará las elecciones

Así las cosas, el siguiente paso será decisivo. Si el plan de Moncloa sigue funcionando, JxCAT deberá dar paso a Turull como candidato a la Presidencia. Turull acabará inhabilitado por la condena del juicio oral por el 1-O y, después, deberá llegar un miembro de ERC para cerrar el pacto de la traición a Puigdemont.

Si falla el plan. Artadi cobrará vida de nuevo. O Eduard Pujol -exdirector de RAC1- y también elegido personalmente por Puigdemont como guardia pretoriana.

La prueba final serán las pretendidas elecciones: el plan real de Puigdemont. Si se llega una gobernabilidad, esa pieza deseada por el ex presidente habrá caído. Si hay nuevas elecciones en Cataluña será la señal de que el plan de Moncloa se ha torcido.

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