España
Entrevista

Cardenal Cobo: «Hace falta un Papa valiente y libre que siga las reformas de Francisco de forma creativa»

"Francisco no ha dejado una Iglesia dividida. Lo que ha hecho es evidenciar que somos plurales y que se pueden decir las cosas a la cara y no de espaldas"

"La Iglesia tiene que dialogar con el mundo. La tradición no es un cofre enterrado que se saca y se abre tal cual, sino que hay que dejarla hablar y resonar en cada momento"

"Cada tiempo necesita explicar el Evangelio de una manera y más en este momento brutal de cambio con el universo digital, la IA, las migraciones y las guerras"

«Hace falta un Papa valiente y libre que siga las reformas de Francisco de forma creativa». Lo afirma el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en una entrevista a vuela pluma con OKDIARIO. Abordamos al cardenal Cobo en el Trastévere, en el último día de los Novendiales por Francisco. Este lunes son las dos últimas congregaciones previas al cónclave que comienza el miércoles: «Todavía es muy voluble la situación. No han salido nombres. Estamos escuchándonos, conociéndonos y definiendo el perfil que la Iglesia necesita hoy». El cardenal Cobo lo tiene claro. Y añade además: «Un Papa con personalidad para congregar a la unidad».

El cardenal Cobo no cree que Francisco haya dejado una Iglesia dividida: «Ha evidenciado que somos plurales y que se pueden decir las cosas a la cara y no de espaldas. Y algunos han aprovechado un poquito más para explicar que no entendían lo que estaba haciendo Francisco».

El cardenal Cobo afirma que «cada tiempo necesita explicar el Evangelio de una manera», habla de «los retos actuales de un momento brutal de cambio con el universo digital, la Inteligencia Artificial, las guerras, las migraciones» y cree que «la Iglesia tiene que dialogar con el mundo» y no ser «una fortaleza que se sitúa ante el mundo».

El cardenal Cobo señala: «En un cónclave no hay enfrentamientos al modo político, sino opiniones distintas. Lo que hacemos es ponernos delante del Señor porque Él es el que viene y nos unifica».

Cobo cuenta que hablaba “de vez en cuando” con el Papa Francisco: “Bromeaba mucho y pasábamos buenos ratos”. Destaca “su cercanía” y confiesa: “Muchas veces se me olvidaba que era el Papa. Parecía cualquier otro obispo”

PREGUNTA.- ¿Cómo van las congregaciones previas al cónclave? ¿Están siendo útiles para conocerse y aclarar su voto?

RESPUESTA.- Han sido y están siendo muy intensas. Hemos empezado tanteando. Va a ser un cónclave muy universal con muchos cardenales que no nos conocíamos previamente. Está siendo una oportunidad de ir escuchándonos. Es una tarea complicada. Tenemos que escuchar mucho y poner mucha atención. En eso estamos. Yo creo que nos está abriendo los ojos y, poco a poco, dando un perfil de lo que ahora mismo necesita la Iglesia.

P.- ¿Y cuál es ese perfil de la Iglesia en 2025 después de Francisco?

R.- Es difícil resumirlo. Lo que sí experimentamos es la diversidad de la Iglesia, que no es novedosa. Y se va reflejando la propuesta de futuro, que está centrada mucho en la evangelización y en ir respondiendo a los grandes retos globales que va teniendo la Iglesia. Esto no es nuevo. Ya viene del Concilio Vaticano II. Cada cardenal va subrayando uno u otro [reto], según la zona de donde viene. O, según la sensibilidad que tiene, va marcando uno u otro.

P.- Y, en su opinión, ¿qué Papa necesita la Iglesia después de Francisco?

R.- Pues primero, eso: un Papa después de Francisco. Y eso hay que tenerlo en cuenta. En la Iglesia todo es eslabones de una gran cadena. El nuevo Papa tiene que enganchar y conectar lo que Francisco ya ha abierto. Y eso es una parte importante para conectarnos con el conjunto de la Iglesia. Por otro lado, un Papa que sea libre y creativo para que todo eso que ha iniciado Francisco lo afronte de forma nueva. Tenemos grandes retos: la paz, las migraciones y la unidad de la Iglesia ante las respuestas y lenguajes nuevos que nos pide nuestro mundo. Y tenemos el reto de acoger las grandes reformas que Francisco ha emprendido. Y hacerlo de forma creativa y valiente. Es la nota fundamental que necesita el nuevo Papa para afrontar reformas.

«Hablaba con el Papa Francisco, bromeaba mucho y pasábamos buenos ratos. Muchas veces se me olvidaba que era el Papa por su cercanía. Parecía cualquier otro obispo»

P.- ¿Qué es “la tradición viva de la Iglesia” de la que usted habla?

R.- La Iglesia no va a dejar de ser lo que es. Llevamos mucho tiempo porque guardamos un tesoro fundamental que es el Evangelio y cómo hemos ido explicando el Evangelio a lo largo de los tiempos. Pero cada tiempo necesita explicar el Evangelio de una manera porque los problemas del siglo V no son los del siglo XXI. Esa tradición, ese tesoro que guardamos, lo vamos explicando y desarrollando con el lenguaje y las necesidades que tenemos en cada momento. Y más en este momento brutal de cambio de época donde aparece el universo digital, la Inteligencia Artificial, guerras brutales… Se trata de cómo vamos desarrollando y vamos haciendo inteligible esa tradición nuestra, iluminando las realidades que pasan. La tradición no es un cofre que se mete en tierra, se saca y se abre tal cual estaba, sino que hay que dejarla hablar y resonar en cada momento.

P.- Cuando algún cardenal dice que la iglesia ha de estar pendiente de la ley eterna de Dios y no de contentar al mundo actual, ¿usted qué piensa?

R.- Que es verdad, pero que la Iglesia tiene que dialogar con el mundo. La Iglesia no es una fortaleza que se sitúa ante el mundo. La Iglesia tiene que ser, como decía Jesús en el Evangelio, luz y sal. La luz ilumina, la sal se disuelve. La Iglesia tiene que entrar en diálogo con el mundo. No se trata de volver a tiempos pasados, sino de evangelizar los tiempos que están por delante. Y para entrar en diálogo hay que escuchar. Y el que está en un sitio tiene que dar un paso y el que está en otro sitio tiene que estar. Ninguno tiene que renunciar a lo suyo fundamental. Pero sí es verdad que todos tienen que dejarse influenciar por el otro. Si no, no habría diálogo.

P.- ¿Ha dejado Francisco una Iglesia dividida?

R.- No. Yo creo que ha dejado una Iglesia tal cual es. Francisco lo que ha hecho es evidenciar que en la Iglesia somos plurales y que se pueden decir las cosas no de espaldas, sino a la cara. En la Iglesia, efectivamente, siempre ha habido distintas posturas. Francisco las ha evidenciado y ha potenciado que se digan las cosas abiertamente. Y algunos han aprovechado un poquito más para explicar que no entendían lo que estaba haciendo Francisco. En otros momentos no se han entendido las cosas y no se han dicho, pero aquí sí se han dicho. Lo que yo veo ahora mismo no es tanto división, sino que se explicitan. Y es lo que vemos en el cónclave, que hay distintas posturas que se pueden decir, hablar y poner encima de la mesa.

P.- Al final decide el Espíritu Santo, pero ¿se hace política en un cónclave?, ¿hay grupos, enfrentamientos, tensiones?

R.- No hay enfrentamientos. Hay distintas opiniones, pero no hay partidos políticos. Nosotros venimos a las congregaciones y rezamos. Nosotros podemos hablar distinto, pero luego celebrar la Eucaristía juntos. En definitiva, lo que hacemos es ponernos delante del Señor, porque Él es el que viene y el que nos unifica. El análisis exclusivamente político de un cónclave no es así. El cónclave tiene diversidad de opiniones y diálogos, pero no en la forma que estamos acostumbrados de la política. No se trata de partidos políticos a ver quién gana. Lo que queremos es que gane lo que el Señor quiere. Al Papa lo nombran los cardenales, efectivamente, pero los cardenales que rezan y que quieren cumplir la voluntad de Dios. Los Evangelios los escribieron los evangelistas, pero están inspirados por Dios.

«En un cónclave no hay enfrentamientos al modo político, sino opiniones distintas. Lo que hacemos es ponernos delante del Señor porque Él es el que viene y nos unifica»

P.- Cuando le hablan de conservadores, liberales o progresistas en la Iglesia, ¿qué piensa?

R.- Puede haber, pero dentro de la Iglesia, no de forma política. No lo entiendo en categorías políticas ni bandos partidistas. Yo creo que hay gente con sensibilidades diferentes que ponen unos acentos u otros… y depende mucho del lugar de donde uno procede. Nosotros estamos configurados por la realidad donde estamos. No es lo mismo un obispo de Marruecos que un obispo de Madrid. Son distintas realidades y sensibilidades.

P.- ¿Hace falta otro Papa de la periferia?

R.- Yo creo que el nuevo Papa no va a estar marcado por el lugar de donde es sino por su perfil en general. Muchas veces dicen ‘que venga de fuera’, pero yo creo que eso es una segunda realidad. Lo primero es que veamos los perfiles para esas necesidades y urgencias evangelizadoras. Y que sea una personalidad que congregue a la unidad. Eso va a ser prioritario a la procedencia.

P.- ¿Un Papa que siga la labor de Francisco?

R.- Claro. Yo creo que cada Papa tiene que seguir la labor del anterior, pero de forma creativa. Un Papa no inventa la historia. Se apoya en lo que han sembrado sus antecesores, igual que Francisco también cogió parte del cónclave que le nombró. Cada papa acoge acciones del anterior y las proyecta al futuro. Y el próximo imagino que podrá hacer lo mismo.

P.- Cuando confrontan a Francisco con Benedicto XVI o Juan Pablo II, ¿qué piensa?

R.- En cada momento hemos tenido el Papa que hemos necesitado y cada uno ha aportado la novedad que traía apoyándose en el anterior. La primera encíclica de Francisco venía de Benedicto con las líneas fundamentales de Benedicto. No hay oposición. Cada uno aporta creativamente lo que tiene.

P.- ¿Qué recuerdo personal le deja Francisco? ¿Hablaba a menudo con él?

R.- Sí, sí. Había cercanía. Él estaba muy preocupado e interesado por la realidad de Madrid y de España, a la que tenía mucho cariño. Tenía grandes amigos en España. Y sí, hablábamos de vez en cuando y bromeaba mucho. Yo recuerdo la ternura y la confidencialidad también. Y los buenos ratos que hemos pasado. Muchas veces se me olvidaba que era el Papa.

P.- ¿A veces se le olvidaba que era el Papa?

R.- Sí, sí, porque me parecía estar hablando con una persona muy cercana. Casi con alguien, pues, prácticamente, como cualquier otro obispo.

P.- ¿Y eso es bueno o malo? Porque se lo han criticado a Francisco

R.- Yo creo que la humanidad, el ser humano, el ser cercano y establecer relaciones de cuidado entre unos de otros no es malo. Ahora mismo, en nuestro mundo, no es nada malo.

P.- ¿Y si le toca a usted [ser el nuevo Papa]?

R.- No creo. No. No creo. Yo espero que no. Porque también es verdad que, dentro de estos perfiles, yo confío y se puede ir hablando más o menos, que se necesita de una edad determinada. Yo calculo que, en torno, a los 70 años si proyectamos un papado como el de Francisco. Yo estoy dentro de los jóvenes. No sé si soy joven, pero aquí sí.

P.- Aparte de perfiles, ¿van saliendo nombres en estas congregaciones para llegar a las votaciones del cónclave?

R.- No. Pueden aparecer nombres en pasillos, pero no dentro. Todavía es muy voluble la situación y todavía quedan dos congregaciones y mucho que escuchar.