Al Real Madrid de Ancelotti le atropellan los autobuses. Hasta 12 puntos ha perdido el equipo madridista frente a rivales que se plantaron con cinco defensas. Los empates en el Bernabéu frente al Villarreal, Osasuna y Cádiz, más las derrotas ante el Espanyol y el Getafe demuestran que al Madrid se le atragantan los rivales que se encierran atrás.
La pregunta del millón es si al Real Madrid de Ancelotti han empezado a cogerle la matrícula. El planteamiento de bloque bajo, con rivales que defienden en repliegue intensivo y con cinco jugadores atrás, se les está atragantando a los madridistas tanto de locales (seis puntos perdidos) como de visitantes, donde se han dejado otros tantos en Cornellá y el Coliseum.
La visita del Osasuna de Arrasate al Bernabéu supuso un punto de inflexión en el fulgurante arranque liguero del Real Madrid de Ancelotti. Los blancos, que venían de ser el equipo más goleador de la Liga, se quedaron a cero ante el equipo rojillo en el Bernabéu. Igual sucedió en la jornada siguiente frente al Villarreal de Unai Emery, que también se pertrechó atrás y arrancó otro 0-0 del estadio madridista.
El Cádiz de Álvaro Cervera fue el último equipo en pescar un empate sin goles en el Bernabéu y certificar que al Real Madrid se le atragantan los equipos que plantan el autobús y tratan de interrumpir el juego interior del conjunto madridista con una sucesión de faltas.
Carlo, tenemos un problema
El Real Madrid también ha vivido escenarios similares lejos del Bernabéu. Le ocurrió ante el Espanyol, que endosó a los blancos su primera derrota en Liga, y le ha vuelto a ocurrir este domingo frente al Getafe con pizarras muy similares. Defender atrás, tapar bien el centro del ataque y hacer cuantas faltas sean necesarias.
Ancelotti está obligado a buscar una solución para que el Real Madrid pueda vencer a los equipos que le plantan el autobús. Sin ir más lejos, este miércoles en la Copa ante el Alcoyano podría repetirse el mismo escenario y el mismo planteamiento. Y también el fin de semana frente al Valencia de Bordalás, que tampoco repartirá caramelos.
