Facundo Campazzo volvió a dar una lección de inteligencia en el debut del Real Madrid en la Copa del Rey de baloncesto. El argentino fue el mejor de los suyos y desequilibró un partido complicado y farragoso que estuvo a punto de irse por el sumidero frente a un combativo UCAM Murcia. Volvió a mostrar su sabiduría en la cancha, pero esta vez también delante del micrófono, donde diseccionó el partido con precisión de cirujano.
Como mejor jugador de esta eliminatoria de cuartos de final, Campazzo compareció en la sala de prensa del Martín Carpena acompañado por su entrenador Chus Mateo para dar sus impresiones sobre el partido. Lo habitual en estos casos es que el jugador de turno, cansado tras un intento partido a vida o muerte, despache este trámite con un discurso breve. Pero el Facu no es un jugador habitual.
«Fue un partido difícil y sabíamos que iba a ser así. Tenemos muchas cosas que mejorar: nos corrieron mucho y nos cogieron muchos rebotes ofensivos. Venimos jugando muy bien al baloncesto, eso hace que los rivales sepan cómo jugarnos y den una vuelta de tuerca a la manera de jugarnos. Tenemos que buscar la comodidad dentro de esa incomodidad. Cometimos 14 pérdidas y eso hizo que ellos pudieran correr y meter muchos puntos de uno contra cero. Nos repusimos bien y defendimos en los momentos que hubo que hacerlo», analizó el argentino.
Habló el base con absoluta frialdad, y eso que todavía se le podía ver sudando tras un duelo muy luchado de cuartos de final. A su lado, Chus Mateo asentía en silencio escuchando las palabras de su jugador, que se marcó otro par de respuestas largas y tendidas donde siguió desgranando las virtudes y defectos que exhibieron los blancos ante el Murcia.
Campazzo fue el mejor de su equipo a pesar de que comenzó con dudas el partido contra los murcianos, tal y como le amonestó cariñosamente Chus Mateo: «Ha llegado a esta Copa en un buen momento y, aunque hoy no ha sido uno de sus partidos más brillantes, en momento oportuno saca su carácter para desequilibrar la balanza».
El cordobés no había necesitado ni 23 minutos de juego para sumar 16 puntos, 25 de valoración y, lo que es más llamativo, recibir la friolera de 11 faltas personales. Controla los espacios y los tiempos como nadie y su velocidad endiablada acaba sacando de punto a sus rivales, a los que no queda otro remedio que cometer falta. Seguramente, esa virtud tenga que ver con la experiencia que sumó a su bagaje en la NBA, donde se hizo un jugador aún más completo, tal y como concedió Mateo.
«Es un jugador absolutamente referencia para nuestro equipo. Es el base del equipo y eso significa que por él pasan muchos balones y mucha toma de decisiones. Estoy muy contento con la vuelta de Facu y con cómo está jugando este año. Tiene esa alegría desbordante que hace que el juego fluya y también un hambre voraz, pero sobre todo ha dado un paso adelante a nivel de madurez desde que volvió de la NBA», reconoció el técnico. De entrenador a entrenador.
