Verstappen vuelve a la senda del triunfo aunque Norris y McLaren ya le tutean
Max Verstappen ganó por el margen más pequeño desde que fue campeón del mundo por primera vez en 2021
El dominio de Red Bull ya no es incontestable en la Fórmula 1. McLaren ha conseguido acercarse a los austríacos en las últimas carreras y hasta el intocable Max Verstappen tuvo que sudar en el Gran Premio de Emilia-Romaña para cosechar el quinto triunfo de su cuenta particular esta temporada.
El tricampeón holandés venció por un margen inferior a un segundo sudando la gota gorda para mantener su renta en las últimas vueltas con unos neumáticos que se fueron agotando. Norris confirmó que la victoria en el Gran Premio de Miami no fue casualidad y que hay una alternativa en la Fórmula 1 para el Mundial. La duda es si ha llegado demasiado tarde o todavía hay tiempo para que se caliente el campeonato.
La carrera fue de las peores posibles para los intereses de los pilotos españoles. Carlos Sainz tenía una posición franca para optar al podio, pero su estrategia no le permitió más que ser quinto después de que Ferrari se decantase por su compañero Charles Leclerc a la hora de darle las mejores oportunidades en una carrera donde era prácticamente imposible adelantar a cualquier coche.
Por su parte, Fernando Alonso estuvo bloqueado todo el tiempo por el pelotón de cola y minimizó riesgos siendo el decimonoveno de la carrera, su peor posición desde que fichó por Aston Martin y que recuerda a los tiempos en los que vivió una travesía en el desierto defendiendo a la hora pujante McLaren.
La carrera comenzó con el asturiano saliendo desde el pit-lane tras hacer todo tipo de reparaciones en su Aston Martin. El asturiano, sin embargo, se dio de bruces con un circuito de Imola donde adelantar es prácticamente imposible. El bicampeón, en sus tiempos gloriosos, ya fue un auténtico muro contra Michael Schumacher en una de las carreras más icónicas de su carrera en el trazado que también vio perder la vida a Ayrton Senna.
Apenas hubo espectáculo
Imola sigue siendo un circuito ratonero, estrecho y con pocos puntos de adelantamiento. Ser de la vieja escuela le confiere identidad, pero también es cierto que con los actuales monoplazas pierde encanto al apenas haber opciones de adelantar más que en la recta de meta. Ese fue el único sitio donde había acción en una carrera que por fin vio sufrir a Verstappen.
Es cierto que el holandés no pasó realmente apuros al ser alcanzado por Norris en la última vuelta, pero tampoco es menos real que el Red Bull que se paseó durante el año pasado y parte de este ya no posee la gran superioridad de antaño. Max miraba con recelo en el podio a un Lando que viene con mucha hambre y eso se le nota en la cara.
Imola quedará para el recuerdo por lo que Verstappen tuvo que pelear para ganar, pero también por ser un sitio aciago para Sainz y Alonso en su lucha por estar en el top-5 del Mundial. Ambos aprendieron que no hay que cejar en el empeño porque Red Bull ya no marca las diferencias como antaño. Cazar alguna victoria en lo que resta de temporada no es imposible para ninguno de los dos.
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