Omar Fraile se doctora en el Giro y le da a España su segunda victoria
En una etapa que comenzó con la búsqueda de la fuga para recopilar puntos para la clasificación de la montaña, Omar Fraile acabó levantando los brazos en la meta de Bagno di Romagna en el mejor día de su carrera profesional. El ciclista de Santurce se involucró en la escapada y, con una inteligencia superior, supo complementar a sus piernas para apuntar en el casillero español el segundo parcial en el Giro de Italia, después del triunfo de Gorka Izaguirre en la octava etapa. Tom Dumoulin sigue líder de la clasificación general.
En una etapa con cuatro puertos de montaña en el libro de ruta, Fraile arrancó acompañado de su paisano Mikel Landa, que después de su desafortunada caída ya solo opta a adjudicarse algún parcial. Ambos hicieron camino con un grupo de 21 corredores por detrás, en el que estaban apuntados grandes nombres como los de Rui Costa, Pierre Rolland o Andrey Amador.
Después de varias horas en cabeza, Mikel y Omar comenzaron a flaquear y fueron absorbidos por el grupo perseguidor, que siguió su camino y fue reduciéndose ya en el tramo decisivo de la etapa. Fraile no se cebó en el último puerto y fue de menos a más buscando alcanzar a base de ritmo a la cabeza de carrera, de donde ya se había caído un meritorio Landa, que mostró fatiga pero también ambición de cara a una última semana de Giro en la que espera cazar alguna etapa de alta montaña.
Una vez con los mejores, Fraile no desistió de su objetivo principal y atacó en busca de los puntos del Monte Fumaiolo. Este arreón le permitió coronar prácticamente en solitario, solo con la compañía, a unos metros de Pierre Rolland, algo que le animó a tirarse a tumba abierta a por su primer triunfo parcial en una grande.
Primero Rolland y más tarde, de forma escalonada, Rui Costa y Kangert, atraparon a Omar, que no se dejó llevar por los impulsos y esperó a rueda del portugués, gran favorito, la llegada final. Cargó las pilas y a 250 metros apretó los dientes y arrancó con el objetivo de levantar los brazos en meta. Demasiado pronto para un sprint después de una etapa de tal magnitud, pero nada comparado con la ilusión y la fuerza de Fraile, que sacó más de una bicicleta de ventaja sobre la aristocracia que le acompañaba en la fuga y se apuntó un triunfo épico que le confirma como uno de los corredores más poderosos del pelotón internacional.
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