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PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 9

Oblak y Julián Álvarez obran un milagro en Balaídos

Un gol del argentino en el minuto 89 le da al Atlético tres puntos que no mereció

Dos paradas super top del portero esloveno evitaron que el Celta se adelantara

Los de Simeone no aparecieron hasta los diez últimos minutos de partido

Oblak y Julián Álvarez obran un verdadero milagro en Balaídos y le dan al Atlético una victoria que no mereció con un gol del delantero argentino a los 89 minutos después de que el equipo siguiera en pie gracias a dos paradas espectaculares del portero esloveno. El resultado permite acudir al derbi a dos puntos del Real Madrid y a seis del Barcelona, pero no despeja las sospechas que despierta una plantilla que sigue a años luz de lo que se esperaba de ella. La noche gallega, eso sí, deja para la estadística el primer gran servicio de la «araña» a la causa con su primer gol decisivo. Un gol que rescata dos puntos que parecían perdidos.

Cuatro días después de tocar fondo en Vallecas el Atlético demostró que siempre hay un piso inferior en sus partidos fuera de casa. Si los primeros 45 minutos ante el Rayo fueron nefastos, los de hoy en Balaídos acabaron siendo aún peores. Un equipo desdibujado, carente de ambición, con los delanteros aislados e incapaz de imponerse a su adversario transitó por el empapado césped gallego como si fuera la Santa Compaña, una procesión fantasmagórica de la que huyen despavoridos todos aquellos que tienen la mala suerte de encontrársela.

De un primer acto abominable en el que fracasó estrepitosamente la estrategia ideada por Simeone, que insiste en alinear sí o sí a Nahuel pese a que eso suponga arrinconar al jugador en mejor forma de la plantilla, Marcos Llorente, sólo queda rescatar una incursión de Griezmann por la derecha que acabó en un pase que Sorloth sólo hubiera tenido que empujar a la red de no ser por la intervención de Guaita, que adivinó la intención del francés y evitó que su centro llegara al noruego.

Fue una gran acción del portero valenciano, pero en el otro área la mejoró Oblak. Y de qué manera. Cuando la primera parte agonizaba y el Celta se lamentaba por haber pisado el área con frecuencia, pero sin peligro, a Aspas le llegó un balón servido por Borja Iglesias y sin dar tiempo a Reinildo a reaccionar soltó un latigazo raso y pegado al palo, pero ahí surgió Oblak para volar como un felino y sacar una mano cuyo impacto con el balón se oyó en todo el estadio. Aspas no daba crédito a lo que acababa de ver. La mejor versión del meta esloveno había salvado al Atlético de irse al descanso por debajo en el marcador.

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