La guerra de independencia del CSD contra Tebas y los últimos vestigios de Cardenal
El Consejo Superior de Deportes vive un momento de cambio. El máximo organismo del deporte español ha empezado una gran renovación en sus diversos segmentos con la llegada de Irene Lozano y no ha hecho más que empezar. La secretaria de Estado para el Deporte tiene claro que toca cambiar muchos de los procedimientos que se habían viciado en los últimos años y que controlaba en la sombra su antecesor en el cargo Miguel Cardenal –actual trabajador de Mediapro– en estrecha colaboración con Javier Tebas –presidente de la Liga y socio de Jaume Roures–.
Tebas había tenido una gran influencia en el CSD hasta la fecha. El Decreto Ley del Deporte 2015 le concedió poder tácito y fáctico al máximo mandatario de la Liga hasta el punto de influir en las federaciones, el Consejo y el propio Tribunal Administrativo del Deporte. Lozano disfruta del pleno apoyo del Gobierno para cambiar cómo habían funcionado las cosas hasta la fecha.
«El CSD quiere tener su propio espacio de actuación y que el TAD sea un espacio del Gobierno para el deporte», inciden desde el propio Consejo Superior de Deportes. Esa idea de modernización de Lozano chocó frontalmente con la visión de Tebas en la última Comisión Directiva del CSD, donde el presidente de la Liga votó en contra de la decisión del Gobierno de renovar a cuatro miembros del TAD.
El Consejo se percataría posteriormente de una irregularidad en dicha reunión de la Comisión Directiva del CSD. Tebas, el presidente de la Federación de Pelota Julián García y el director del Comité Paralímpico Alberto Jofre nunca deberían haber tenido derecho a voto porque su mandato como vocales del organismo llegó a su fin el pasado 5 de noviembre de 2019.
¿Cómo es posible que el CSD no supiese nada de ello? Según ha podido saber OKDIARIO, el departamento jurídico del Consejo, del que polémicamente salió hace algunas semanas Ramón Barba, no facilitó esta información al equipo de Irene Lozano. En cuanto se han percatado, han enviado una carta para advertir a los tres implicados de lo ocurrido y explicarles que se procederá a la renovación en un plazo de cinco días.
La carta ha pillado a contrapié a un Tebas que hasta la fecha podía hacer y deshacer a su antojo en el CSD. El equipo de Irene Lozano pretende conseguir su propio espacio y recuperar una independencia que en los últimos años se había perdido. «En otros tiempos era impensable que enviasen a Tebas este tipo de carta», añaden desde el CSD, «aunque los tiempos están cambiando».
Después de varios presidentes de paja al frente del CSD, Lozano llega con la intención de dar un nuevo impulso. Que tomen nota Tebas y compañía porque la barra libre se ha terminado en el Consejo Superior de Deportes. El Gobierno quiere tomar cartas en el deporte y no va a permitir que nadie les imponga el criterio. El TAD más femenino de la historia es la primera de unas cuantas más pretensiones de una Lozano que quiere marcar su territorio.
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