España 88 - Estados Unidos 98

España saca las garras pero sucumbe ante Estados Unidos

España saca las garras pero sucumbe ante Estados Unidos
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Estados Unidos se apuntó una trabajada victoria por 88-98 para llevarse a casa el torneo del centenario de la Federación Española de Baloncesto. El equipo español no vendió barata su piel llegando muy igualados a un último cuarto donde destacó Anthony Edwards y en donde a los nuestros se les secaron las ideas.

El partido comenzó con Estados Unidos demostrando que cuenta con varias individuales dignas de All-Star como Brunson o Ingram. Ellos marcaron territorio con unas primeras canastas espectaculares que despertaron los ‘oh’ en la grada del Carpena. España, sin embargo, no se dejó amilanar sacando muy pronto su enorme carácter.

Los chicos de Scariolo no serán los más espectaculares del lugar, pero a eficacia pocos le superan. Trabajando como un bloque, no dejando correr a los americanos y sobretodo limitando las pérdidas de balón, los nuestros se aferraron al marcador e incluso se pusieron por delante en el marcador con unos hermanos Hernangómez extremadamente reivindicativos con siete puntos cada uno en el primer periodo.

En Estados Unidos estarían alucinando viendo cómo España les aguantaba los envites e incluso les superaban con el quinteto de gladiadores que ganó el último EuroBasket. Alberto Díaz, Pradilla y Parra, todos unos desconocidos en la NBA, plantaban cara a algunos de los jugadores con mayor potencial de la mejor liga del mundo.

En el segundo cuarto, los pupilos de Steve Kerr ya conocían suficientemente a España como para saber dónde atacar. Jalen Brunson, estrella de los Knicks, se convirtió en una pesadilla para nuestro equipo. El base sometió tanto a Alberto Díaz como Juan Núñez en ese periodo anotando a voluntad. Quizá fue en ese momento cuando todo el mundo podía echar de menos a un Ricky Rubio que hubiese sacado alguna triquiñuela para detener su tremenda racha.

Reacción de orgullo

España se marchaba por 10 abajo al descanso y con un enfado tremendo de Scariolo. Sus chicos habían perdido el foco ante la constante anotación rival y las pérdidas evitables se hicieron una tónica habitual antes del descanso. Hacía falta juntarse en vestuarios y pensar un nuevo modo de contener al rival.

Y vaya que si España encontró la manera. Los nuestros subieron dos marchas más la agresividad en defensa descolocando a los americanos en la salida del periodo con un parcial de 9-0 que volvió a igualar las cosas. La entrada de Víctor Claver en ese quinteto fue clave para que los pupilos de Scariolo mostraran otra cara y se notó con ese empeño que se está jugando un puesto en el Mundial.

El partido era un toma y daca continuo. Estados Unidos intentaba marcharse en el marcador al final del tercer cuarto, pero España respondía con una daga de Alberto Díaz para terminar el periodo poniendo el 72-73 con 10 minutos por jugar. La discoteca que había montada en el pabellón Martín Carpena entraba en júbilo viendo a su héroe y pregonero de la feria recibir una palmadita de toda una leyenda del triple como Steve Kerr.

Nos desfondamos

España entró en el último cuarto con la sensación del deber hecho, pero había que rematar la faena. Pequeños detalles como las pérdidas, sin embargo, hicieron acto de presencia para permitir a Estados Unidos volver a galopar en busca de abrir ventaja. «Sí se puede», cantaba un Carpena que se desesperaba viendo cómo los hermanos Hernangómez fallaban algunos tiros libres que habría puesto a España en situación de igualar la contienda.

Por si fuera poco, Anthony Edwards –antagonista de Juancho Hernangómez en la película Garrahizo su aparición en los minutos finales del partido anotando una serie de tiros complicados que terminaron por dar la última palada a las esperanzas de España de ganar el choque. La estrella de los Minnesota Timberwolves fue un martillo anotando todo tipo de canastas de máxima dificultad.

A España le faltaba claridad en ataque para encontrar los puntos tan fácilmente como su rival diluyéndose en la orilla en un partido que fue más que meritorio para los nuestros. Estados Unidos tuvo que romper a sudar y de lo lindo para doblegar a los chicos de Scariolo. La filosofía está clara: no hay tanto talento como antes, pero el doble de compromiso colectivo. Con estos mimbres, no duden que la vigente campeona de Europa y del mundo llegará lejos en el Mundial que se inicia en poco menos de dos semanas.

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