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Ni jabón ni bicarbonato: el sencillo truco para lavar tus joyas y dejarlas como nuevas

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las joyas forman parte de nuestra vida diaria mucho más de lo que pensamos. Ya sea un anillo heredado de un ser querido, unos pendientes que usamos a diario o una pulsera que nos recuerda un viaje especial, todas esas piezas tienen no sólo un valor económico, sino sobre todo un valor emocional. Con el paso del tiempo, sin embargo, es inevitable que pierdan su brillo original. El contacto con la piel, el sudor, el polvo, los productos cosméticos o incluso el simple paso de los días pueden hacer que parezcan apagadas, envejecidas o sucias. Afortunadamente, existe un truco para lavar las joyas y dejarlas como nuevas en cuestión de minutos.

Lo más habitual es acudir a trucos caseros como el jabón con agua caliente o el bicarbonato con vinagre, pero hoy vamos a contarte algo diferente. Existe un método mucho más simple y eficaz que probablemente tengas al alcance de la mano y que no requiere productos abrasivos. Antes de explicarlo, es importante entender qué es lo que realmente ensucia nuestras joyas. Aunque parezcan resistentes y «eternas», las piezas de oro, plata o acero inoxidable son muy susceptibles al entorno. La acumulación de grasa natural de la piel, la exposición al aire, el contacto con perfumes, cremas y otros productos cosméticos o de limpieza hace que pierdan ese brillo tan característico.

El truco casero más efectivo para lavar las joyas

Aunque parezca demasiado sencillo para ser cierto, el agua con gas, también llamada agua carbonatada o soda, puede ser tu mejor aliada a la hora de limpiar joyas. A diferencia de otros remedios caseros más agresivos, como el vinagre o el bicarbonato, esta técnica no utiliza productos abrasivos ni genera residuos.

Pero ¿cómo es posible que algo tan básico funcione tan bien? El secreto está en las burbujas. El gas que contiene este agua (dióxido de carbono) genera una efervescencia constante que actúa como una especie de «mini cepillado» natural. Las burbujas ayudan a desprender restos de grasa, polvo, maquillaje o suciedad acumulada, todo sin frotar con fuerza ni aplicar productos químicos.

Este método es especialmente útil para joyas con detalles complejos, como anillos con piedras, colgantes calados o pendientes con filigranas. También sirve para mantener limpias las piezas más simples, como alianzas, pulseras lisas o collares de cadena.

Este truco se basa en la sencillez, así que probablemente ya tengas todo en casa. Sólo vas a necesitar:

Paso a paso para limpiar las joyas con agua con gas

  1. Llena el bol con agua con gas, suficiente para cubrir por completo las joyas que vas a limpiar.
  2. Introduce las piezas y déjalas en remojo durante 10 a 15 minutos. Durante ese tiempo, las burbujas harán su trabajo silenciosamente.
  3. Si alguna joya tiene restos de suciedad más evidentes, puedes usar el cepillo suave para frotar delicadamente, sin presionar.
  4. Una vez pasado el tiempo de remojo, saca las joyas del bol, enjuágalas ligeramente si lo deseas y sécalas cuidadosamente con el paño de microfibra. Al frotar suavemente, verás cómo recuperan su brillo original.
  5. ¡Y ya está! No hay que enjuagar con agua del grifo ni usar otros productos. El resultado será una joya limpia, brillante y sin daños.

Este método es seguro para oro, plata, acero inoxidable y muchas piedras naturales como cuarzo, amatista o zafiro. También puede usarse con bisutería metálica de buena calidad. Sin embargo, si tienes joyas con perlas, nácar o esmalte delicado, conviene ser más precavido y consultar con un profesional antes de aplicar cualquier técnica.

Consejos adicionales

Además de este truco para lavar las joyas, mantenerlas en buen estado durante más tiempo ayudará a conservar su brillo y belleza original. Un hábito clave es evitar dormir con ellas puestas, ya que el roce constante con las sábanas o la fricción entre piezas puede provocar rayones o desgastes innecesarios. También es recomendable retirarlas antes de ducharte o lavarte las manos, ya que aunque el agua parezca inofensiva, el jabón y otros productos de higiene dejan residuos que se acumulan con el tiempo.

Si haces ejercicio, quítate anillos, cadenas o pulseras antes de empezar: el sudor, los movimientos repetitivos y posibles golpes afectan tanto al metal como a las piedras engastadas. Cuando no las lleves puestas, guárdalas en un lugar seco, preferiblemente en un joyero con compartimentos individuales para que no se rayen entre sí. Además, intenta evitar el contacto directo con perfumes, cremas o cosméticos: lo ideal es aplicarlos primero, esperar a que se absorban por completo y entonces colocarte las joyas.

Con estos cuidados sencillos pero constantes, lograrás que tus piezas favoritas se mantengan como nuevas durante mucho más tiempo.