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Johann Wolfgang von Goethe: sus mejores frases

El dramaturgo, poeta y novelista alemán Johann Wolfgang von Goethe es máxima representación del romanticismo. Es por ello que nos deja obras muy conocidas como Fausto o las poesías de Prometeo. Hoy repasamos algunas de sus reflexiones con sus mejores frases, que son de diversas épocas.

Vale la pena leer sus citas que ha dado a conocer y lanzamos en su vida y que se centran en diferentes aspectos.

Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo.

No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.

Cierto es que en el taller del pensamiento ocurre como en la obra maestra de un tejedor, donde un solo impulso mueve a la vez mil hilos. La lanzadera se pone en marcha, va de arriba abajo y de un solo golpe da lugar a mil tramas.

Hay una diferencia entre vivir con alguien y vivir en el. Hay hombres en los que se puede vivir sin vivir con ellos, y viceversa. Unir ambas cosas solo les es dado al amor y a la amistad más puros.

Si los hombres, una vez que han hallado la verdad, no volviesen a retorcerla, me daría por satisfecho.

El amor es una cosa ideal; el matrimonio, una cosa real; la confusión de lo real con lo ideal jamás queda impune.

Los malentendidos y la negligencia crean más confusión en el mundo que el engaño y la maldad. En todo caso, estos dos últimos son mucho menos frecuentes.

Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro. Frases de Johann Wolfgang von Goethe.

Dichoso aquél que recuerda con agrado a sus antepasados, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila.

El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.

En el terreno de las ideas, todo depende de entusiasmo, en el mundo real todo se apoya en la perseverancia.

Cuanto hacemos tiene consecuencias. Pero no siempre lo justo y razonable produce consecuencias felices, ni lo absurdo consecuencias desfavorables, sino que a menudo acontece lo contrario.

Si la mañana no nos desvela para nuevas alegrías y si por la noche no nos queda ninguna esperanza, ¿es que vale la pena vestirse y desnudarse?

Se predica contra muchos vicios, pero no sé de nadie que haya predicado contra el mal humor.