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Se lo recetó su médico y se convirtió en adicta al fentanilo: «Te vuelves gris»

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

A Reyes, el cáncer la llevó a enfrentarse a algo que jamás imaginó: la adicción al fentanilo. A sus 28 años, tras recibir el diagnóstico de un adenocarcinoma en la unión del estómago con el esófago, su vida cambió por completo. Lo que comenzó como la necesidad de aliviar el dolor, terminó en una dependencia que casi le cuesta la vida. En una entrevista en el pódcast de Juanje Diánez, Reyes comparte su historia. «La llaman la droga zombi», dice, «y yo me recuerdo zombi. Necesitaba lo que me aportaba el fentanilo. Dejas de sentir, pero no solo lo malo; dejas de sentir lo bueno. Mis emociones no tenían colores. Te vuelves gris».

Tras perder parte de su estómago y esófago, lo que más deseaba era que el dolor desapareciera, y el fentanilo parecía la respuesta inmediata. Sin embargo, nadie le explicó con suficiente claridad los riesgos asociados. «Es una droga muy peligrosa, aunque se use con fines analgésicos en muchos casos. Yo salía con mi fentanilo encima, incluso conduciendo», confiesa. Al principio mantenía cierto control, pero pronto perdió la cordura: «Llegué a tomar 12 o 13 dosis al día, cuando la pauta máxima era de tres. Entré en psiquiatría con un chupachús de fentanilo en la boca. La enfermera me miró y me dijo: «Tira eso ahí, por favor».

La historia de Reyes y su adicción al fentanilo

@juanjedianez Reyes jamás imaginó enfrentarse a una adicción silenciosa y devastadora como la del fentanilo. En esta entrevista habla sin filtros sobre el dolor, la soledad y las consecuencias de un medicamento que se receta a diario… pero que puede destruir vidas. Una conversación real, cruda y profundamente humana. 🔴 ¡PUEDES VER la entrevista completa en nuestro canal de YouTube “Juanje Diánez” (enlace en nuestra biografía) y ESCUCHARLA en Spotify en “Ahora me entero” 📩 Si tienes un historia de superación o trabajo interesante del que podamos aprender, escríbenos un correo a info@lutierproducciones.com o un WhatsApp al 621 681 044 #Podcast #Ahorameentero #JuanjeDianez ♬ sonido original – Juanje Diánez

La adicción la llevó a situaciones de riesgo extremo: «Puedes llegar a un estado de coma. Yo ya no podía más. No sientes nada. En ese momento, hubiera firmado cualquier cosa para no sentir dolor».

Antes del diagnóstico, Reyes llevaba una vida saludable. A los 25 años se mudó de Sevilla a Palma de Mallorca. Tres años después, comenzaron los síntomas: pérdida de peso, dificultad para tragar, caída del cabello, uñas quebradizas y fatiga constante. «Al principio lo atribuía al estrés, a la boda, a la vida diaria, pero en el fondo sabía que algo estaba mal», recuerda. Tras acudir a urgencias, el diagnóstico llegó rápido: un cáncer de estómago en estadio 3.

Tras la quimioterapia inicial, en febrero de 2012 le retiraron todo el estómago, realizando una gastrostomía total y conectando el esófago con el intestino delgado. «Al principio me parecía una película. Mi cabeza no podía procesar cómo viviría sin estómago y sin parte del esófago. Me imaginaba con una sonda, sin poder comer». recuerda.

Una vez en casa, la bomba de morfina le ayudaba a controlar el dolor, pero también fue el inicio de su dependencia. «Ese primer fin de semana en casa fue crítico. Tenía miedo de no poder manejar el dolor, de no poder alimentarme, pero también sentía alivio de estar en mi entorno», explica.

La adicción al fentanilo se intensificó rápidamente. Reyes admite haber tomado el medicamento ignorando los límites médicos. «Dejas de sentir, todo es gris, no hay emociones, solo vacío. Llegué a perder la cordura. El fentanilo me permitió no sentir el dolor físico, pero también eliminó cualquier sensación de bienestar, alegría o esperanza».

A pesar de la gravedad, Reyes encontró fuerzas para buscar ayuda. «No quería morir así, aunque en el peor momento, hubiera firmado cualquier cosa para dejar de sentir el dolor. Reconocer que tenía un problema fue el primer paso para recuperar mi vida», asegura.

Tras superar el cáncer y enfrentar la adicción, ha reconstruido su vida. Reconoce que cada paso, cada pequeño logro durante la recuperación fue fundamental: desde volver a comer, caminar por su casa, hasta retomar actividades cotidianas y sociales. «La recuperación no es solo física, es mental y emocional. Aprender a vivir de nuevo después de la enfermedad y la adicción es un proceso que requiere tiempo y paciencia, pero es posible», dice.

El relato también pone en evidencia la fragilidad de los jóvenes frente a enfermedades graves y tratamientos complejos. «A los 28 años nunca pensé que estaría lidiando con cáncer, cirugía mayor y adicción a un medicamento. Es una experiencia que cambia la vida, que te hace replantearte todo, pero también te enseña a valorar cada instante y cada emoción que vuelves a sentir», reflexiona.

Hoy, Reyes ha convertido su experiencia en una fuente de aprendizaje, compartiendo su testimonio para prevenir y acompañar a quienes atraviesan situaciones similares. «Si mi historia ayuda a una sola persona a ser consciente de los riesgos o a buscar ayuda, habrá valido la pena contarlo», concluye.