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Es como estar en Noruega pero sin salir de España: el impresionante pueblo de 12 habitantes sobre un desfiladero

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En lo más profundo de la geografía asturiana, apartado del ruido de las grandes ciudades y escondido entre imponentes montañas, se encuentra un pequeño tesoro que muy pocos conocen: Camarmeña. Éste pequeño pueblo de España, con apenas una docena de habitantes, ofrece un escenario tan espectacular y sobrecogedor que se podría confundir fácilmente con algún remoto rincón de Noruega. Sus paisajes salvajes, sus calles de piedra y el impresionante entorno natural que lo rodea hacen de esta aldea uno de esos lugares que parecen detenidos en el tiempo, ajenos a la prisa del mundo moderno.

Si bien muchas personas buscan desconectar en destinos rurales, son pocas las que logran encontrar esa mezcla perfecta entre aislamiento, belleza natural y autenticidad. Camarmeña, sin embargo, lo tiene todo. Situado en el corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa, no sólo ofrece tranquilidad, sino también una experiencia sensorial para quienes se animan a descubrirlo. Rodeado de desfiladeros vertiginosos, montañas icónicas y rutas de senderismo legendarias, es un enclave ideal para los que desean reconectar con la naturaleza y consigo mismos.

El pueblo de España que te hace sentir en Noruega

Lo primero que uno siente al llegar a Camarmeña es una mezcla de paz y asombro. Rodeado de cumbres escarpadas, bosques espesos y profundos barrancos, ofrece unas vistas tan impresionantes que cuesta creer que pertenezca a España y no a Noruega. A menudo se compara con los paisajes más salvajes de este país escandinavo, y no es para menos: el juego de luces entre las rocas, las nubes acariciando las cumbres y el rumor constante del río que corre por el fondo del desfiladero crean una atmósfera única.

El pueblo pertenece al concejo de Cabrales, famoso por su queso, y se sitúa dentro de la parroquia de Bulnes. Su emplazamiento es realmente especial: se encuentra en un balcón natural que se asoma al desfiladero del Cares, una de las rutas de senderismo más populres del norte peninsular. Desde su mirador, los visitantes pueden contemplar de frente el majestuoso Picu Urriellu, también conocido como el Naranjo de Bulnes, símbolo indiscutible de los Picos de Europa.

Las casas de Camarmeña, construidas con piedra y de tejados de pizarra, se alinean a lo largo de callejuelas estrechas, muchas de ellas sin asfaltar. No hay supermercados ni tiendas; tampoco hay bares o restaurantes. Todo está en calma, y eso es precisamente lo que buscan quienes lo visitan: una desconexión total del bullicio urbano.

Uno de los elementos más destacados de Camarmeña es su pequeña pero encantadora capilla, un edificio perfectamente integrado el paisaje. No hay grandes monumentos ni ostentación. La belleza aquí reside en lo simple: en una puerta de madera gastada por los años, en un huerto bien cuidado, en una vista que corta la respiración. Cada rincón del pueblo invita a parar, observar y respirar profundamente.

Naturaleza en estado puro

El entorno natural de Camarmeña es, sin exagerar, uno de los más increíbles de toda la península. Desde el mismo pueblo parten un sinfín de rutas de montaña, algunas de dificultad media y otras sólo aptas para excursionistas experimentados. La más famosa de todas es, sin duda, la Ruta del Cares, que discurre por un estrecho desfiladero excavado por el río a lo largo de miles de años. Este sendero, que une Poncebos con Caín (ya en la provincia de León), es uno de los itinerarios más espectaculares de Europa, con pasarelas vertiginosas, túneles en la roca y vistas imposibles.

Gastronomía

La gastronomía en Camarmeña y sus alrededores refleja la riqueza culinaria de Asturias. Destacan platos tradicionales como el cabrito guisado, la fabada asturiana y, por supuesto, el afamado queso de Cabrales, elaborado artesanalmente en cuevas naturales. En las aldeas cercanas, pequeños restaurantes y casas rurales ofrecen menús caseros con productos locales, ideales para reponer fuerzas tras una jornada de senderismo en plena naturaleza.

Cómo llegar

Llegar a Camarmeña no es tarea fácil, y eso forma parte de su encanto. Desde Oviedo, el trayecto transcurre primero por la A-8 hasta Posada de Llanes, para luego continuar por la AS-115 y enlazar con la AS-114 hasta llegar a Las Arenas. Desde allí, se toma la AS-264 hasta Poncebos. Aquí comienza una estrecha carretera de montaña, con curvas cerradas y sin arcén.

Camarmeña no es un sitio para quienes buscan lujos ni comodidades modernas. Tampoco es el lugar adecuado para los que quieren llenar su agenda con actividades frenéticas. Aquí se viene a descansar, a desconectar, a respirar aire puro y a reconectar con la esencia de lo natural. Es un destino perfecto para un fin de semana largo.

Como ocurre con tantos pueblos pequeños en la España vaciada, el futuro de Camarmeña es incierto. La despoblación avanza lentamente, y los servicios básicos escasean. Sin embargo, su atractivo como destino rural lo está convirtiendo, poco a poco, en un referente para un tipo de turismo más consciente y sostenible.