Alimentación

La ciencia desvela el misterio: este es el motivo por el que queremos dulce después de cenar

La ciencia ha dado con uno de los misterios más grandes a los que nos enfrentamos, el motivo por el que queremos dulce después de cenar

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La ciencia ha dado con uno de los misterios más grandes a los que nos enfrentamos, el motivo por el que queremos dulce después de cenar
La ciencia ha dado con uno de los misterios más grandes a los que nos enfrentamos, el motivo por el que queremos dulce después de cenar
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

La ciencia ha dado con uno de los misterios más grandes a los que nos enfrentamos, el motivo por el que queremos dulce después de cenar. Pasamos todo el día corriendo de un lado para otro, por lo que quizás la única comida del día que se hagan en familia y con relativa tranquilidad, sea la cena. Después de una cena a gusto de todos y con algún que otro capricho, llega el momento de disfrutar de un dulce que es el final de esta comida tan especial y que puede darnos más de una alegría. Este deseo de dulce quizás tenga una explicación.

La ciencia desvela el misterio

Vivimos en un mundo en el que podemos comer de todo y más. A diferencia de las generaciones anteriores, las de nuestros abuelos, por ejemplo, en un supermercado encontramos de todo. Podemos comer hasta decir basta y no hay ningún límite posible, algo que no había pasado en ninguna otra generación en la historia de la humanidad.

Tal es así, que el gran enemigo de la humanidad son los problemas de salud derivados de una obesidad que ha llegado a niveles máximos. Muchas veces tener tanta comida a nuestra disposición, hace que sea difícil elegir la que necesitamos. Por lo que nos perdemos en un mar de determinados alimentos que acaban siendo un problema para todos.

Además de la obesidad, el otro gran enemigo o factor de riesgo al que nos enfrentamos es a una diabetes que cada vez está más presente. Hay tanto azúcar, que nos sentimos cada vez más atraídos por él, en busca quizás de sentirnos mejor o de disfrutar de un tipo de comida que nos apasionará.

Ese dulce después de una buena cena puede acabar siendo un problema. Especialmente cuando no sabemos identificar de dónde vienen esas ganas de comer algo que nos gusta a todo el mundo. El problema del dulce es que cada vez queremos más y eso a la larga puede provocar más de un dolor de cabeza.

No es bueno abusar de los dulces, aunque de vez en cuando puede estar permitido, hay que tener en cuenta que un abuso del azúcar puede acabar provocando más de un problema de salud. Los expertos han dado con las claves para saber por qué queremos dulces después de cenar.

Este es el motivo por el que queremos dulce después de cenar

El cerebro es el que acaba pidiendo a gritos ese dulce que durante el día pasa desapercibido. Especialmente cuando nos exponemos a un estrés diario y a una serie de situaciones que acaben generando hasta ciertos puntos depresivos. Para poder remontar y levantar el ánimo, el azúcar puede ser fundamental.

Por lo que, en la mayoría de las ocasiones, el antojo de dulce está detrás de una serie de factores psicológicos que hacen que queramos cada vez más azúcar. Un ingrediente que se traducirá en un antojo después de comer que podría acabar siendo el que marque un antes y un después en nuestro día a día.

Irse a dormir después de ingerir grandes cantidades de dulces no es nada bueno. Sería más ‘bueno’ para el cuerpo comer dulces a primera hora ya que tiene todo el día para poder dejar salir esa energía que acaba dándonos de más el azúcar, pero también las grasas que se asocian a él.

Determinadas dietas como las que se basan en la reducción de hidratos de carbono pueden dar más antojos de dulces. El cuerpo pide esa energía que se obtiene de unos hidratos que han desaparecido por completo. Como consecuencia de esa reducción masiva de unos elementos que son claves.

Cuidado con estas dietas porque sin supervisión pueden acabar provocando el efecto contrario. Al final de este proceso nos interesa tener todo bajo control, incluido un peso y un hambre que puede acabar siendo complicada de mantener. Con la ayuda de buenos especialistas podemos llegar hasta nuestros objetivos.

Come siempre lo que te apetezca, pero con moderación. Es decir, el cuerpo acaba pidiendo también algo que quizás le falte. Cuando hay menos vitaminas o una falta de magnesio, los picos de insulina pueden ser más elevados, por lo que pedirán aún más ese azúcar que nos puede llegar después de la cena en forma de trocito de tarta o de chocolate.

A la hora de irse a dormir es importante eliminar estas grasas de más. Por lo que no se recomiendan las grandes cenas, sino todo lo contrario. Conseguiremos comer mejor si evitamos estos picos de dulces o esos antojos que acaban siendo especialmente perjudiciales para nuestro cuerpo.

Comer menos quizás acabe siendo la solución para que no aparezcan o tener una vida con menos estrés y más alegrías.

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