Curiosidades
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Es el apellido catalán más antiguo: se conserva en Barcelona y los registros datan del siglo XVI

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los apellidos en España, tal como los conocemos hoy, tienen su origen en el siglo IX, cuando los nobles y monarcas comenzaron a identificarse mediante el nombre de su casa nobiliaria o el territorio que dominaban. Sin embargo, fue en los siglos XII y XIII, con el auge de las ciudades y el comercio, cuando se hizo necesaria una identificación más precisa para fines documentales y sociales. Al principio, los apellidos no se heredaban de padres a hijos y podían cambiar según ciertos factores, como el nombre del padre, lo que dio origen a los apellidos patronímicos, como González (hijo de Gonzalo) o Hernández (hijo de Hernán).

Con el tiempo, los apellidos también comenzaron a reflejar el lugar de origen de una persona, dando lugar a los apellidos toponímicos, como Navarro, o a profesiones, como Herrero o Zapatero. Además, los motes o características personales dieron lugar a apellidos descriptivos como Rubio, Moreno o Delgado. A medida que la sociedad evolucionaba, los apellidos se consolidaron como herencias familiares, especialmente tras la promulgación de la Ley del Registro Civil en el siglo XIX, que estableció un marco legal para su transmisión de generación en generación.

El apellido catalán del siglo XVI

Los apellidos, que tienen orígenes y significados importantes, a menudo se pasan por alto porque se da prioridad al significado de los nombres de pila, que se eligen deliberadamente. Sin embargo, en España, los apellidos, instaurados desde el siglo IX, reflejan profesiones, topónimos, apodos o traducciones.

Aunque algunos apellidos han desaparecido con el tiempo, otros siguen siendo comunes. En Barcelona, por ejemplo, el apellido «Vila» o «Vilà» es un apellido catalán antiguo que aún lo tienen más de 20.000 personas. Otros apellidos catalanes frecuentes incluyen Ferrer, Soler y Serra, aunque menos comunes.

Historia

El apellido catalán «Vila» es muy antiguo y tiene su origen en términos relacionados con lugares de residencia, como casas o pueblos pequeños. Derivado del latín villa, que significa «población pequeña» o «casa», es un apellido toponímico que define la procedencia de quien lo lleva.

Documentado desde el año 1563 en Barcelona, «Vila» es el apellido de más de 35.000 personas en España. Variantes como Vilas, Villa y Villar también existen, y es común en países como Perú, Argentina y Cuba. Entre los personajes célebres con este apellido están el escritor Enrique Vila-Matas y el futbolista Dídac Vilà.

Apellidos más comunes en Cataluña

En Cataluña, los apellidos más comunes reflejan la diversidad y la historia de la región. García es el apellido más frecuente, con 168.120 personas que lo llevan como primer apellido y 173.121 como segundo, lo que representa tasas de 21,57 y 22,22 por 1.000 habitantes, respectivamente. Le sigue Martínez, con 118.040 personas que lo tienen como primer apellido y 120.394 como segundo, y tasas de 15,15 y 15,45 por 1.000 habitantes.

En tercer lugar está López, que es utilizado por 113.353 personas como primer apellido y 117.267 como segundo, con tasas de 14,55 y 15,05. Sánchez ocupa el cuarto lugar, con 102.125 personas llevándolo como primer apellido y 105.585 como segundo, lo que se traduce en tasas de 13,11 y 13,55. Rodríguez le sigue muy de cerca, con 101.742 como primer apellido y 103.795 como segundo, y tasas de 13,06 y 13,32.

Fernández también es bastante común, con 96.028 personas que lo tienen como primer apellido y 98.698 como segundo, con tasas de 12,32 y 12,67. Por su parte, Pérez aparece con 92.659 personas que lo llevan como primer apellido y 96.439 como segundo, con tasas de 11,89 y 12,38. González es otro apellido frecuente, con 91.982 personas que lo tienen como primer apellido y 93.623 como segundo, con tasas de 11,80 y 12,01.

A continuación, está Gómez, con 56.724 personas que lo llevan como primer apellido y 57.915 como segundo, con tasas de 7,28 y 7,43. Le sigue Ruíz, con 49.393 personas como primer apellido y 51.672 como segundo, representando tasas de 6,34 y 6,63.

Otros apellidos comunes incluyen Jiménez (45.385 como primer apellido y 45.089 como segundo, tasas de 5,82 y 5,79), Martín (45.175 y 44.812, tasas de 5,80 y 5,75), Moreno (42.746 y 43.067, tasas de 5,49 y 5,53), Hernández (40.433 y 41.212, tasas de 5,19 y 5,29), Muñoz (38.086 y 38.806, tasas de 4,89 y 4,98), Díaz (36.274 y 36.484, tasas de 4,65 y 4,68), Romero (29.301 y 29.477, tasas de 3,76 y 3,78), Navarro (27.623 y 27.843, tasas de 3,54 y 3,57), Torres (27.711 y 27.476, tasas de 3,56 y 3,53), y Álvarez (26.859 y 27.373, tasas de 3,45 y 3,51).

Apellidos de origen catalán

Amat significa «amado», mientras que Agraït se traduce como «agradecido». Estos apellidos a menudo reflejan características personales o profesiones, como es el caso de Batlle, que proviene del cargo de alcalde, o Ferrer, que significa «hijo del herrero». Otros apellidos, como Noguera y Oller, hacen referencia a la naturaleza o a oficios, siendo relativos al nogal y alfarero, respectivamente.

Algunos apellidos también derivan de términos geográficos o de propiedades, como Delafont, que significa «de la fuente», o Mas, que hace referencia a «la casa de campo». Otros, como Deulofeu, que significa «Dios lo hizo», tenían significados más específicos, como en el caso de los niños de padre desconocido. Por otro lado, Sanç, con el significado de «hijo de Sancho», y Teixidor, que se traduce como «hijo del tejedor», son ejemplos de apellidos que indican parentesco o linaje.