Viaje hasta el siglo XVIII a través de un concierto barroco en directo en Madrid
Es una experiencia totalmente nueva que une los principios de la música moderna, la música barroca y la tecnología actual, permitiendo envolver al espectador en una cápsula atemporal. Esta es la apuesta personalísima de la Sala Transbaroque en el Barrio de las Letras de Madrid. Una oferta de ocio totalmente diferente y única en la ciudad que permite al espectador viajar hasta el siglo XVIII y, una vez ahí, vivir un concierto barroco en directo, y disfrutar de micro conciertos de piezas diferentes en pequeño formato, que permiten al que lo contempla sumergirse en el corazón de una ópera barroca pudiéndose mezclar con los artistas y viviéndola con intensidad desde dentro de la escena como parte del propio espectáculo gracias al videomaping.
Además, la sala ofrece una variada oferta de coctelería inspirada en la música y la escena, pasando por una variada carta de vinos, champanes y copas para completar una experiencia sensorial realmente única en Madrid.
Para el director de Transbaroque, Serge Herschon, “no se trata de un concepto revolucionario, ya que conjuntos de música barroca hay muchos, cada uno con su propia idea, su propio estilo. Y así tiene que ser, creo mucho en el intercambio de ideas nuevas entre formaciones tan diversas como un conjunto monteverdiano y otro trabajando, por ejemplo, en la recuperación del barroco colonial español”, explica.
Madrid, una ciudad con un público muy abierto
El gerente de Transbaroque no lo duda: “Madrid es una ciudad barroca, aún más, en el barrio de Las Letras que es el corazón mismo de este largo período de esplendor que dura desde los crepúsculos del siglo XVI hasta mitad del siglo XVIII. Madrid se comporta como una antigua ciudad barroca. Es muy divertido ver que se cruza gente de todo tipo en un mismo lugar, políticos, empresarios, obreros, funcionarios. En la sociedad parisina, estas clases sociales, no se mezclan, ni se conocen”, explica.
La pandemia, como a todo el sector de la cultura, tocó severamente a Transbaroque, dice el responsable “con un elemento peor en nuestro caso: las obras de la sala y nuestro arranque. Hubo que endeudarse, reducir mucho los costes en trabajadores y asumir mucho trabajo que no entraba precisamente en nuestras competencias. Todo esto gracias a mi socio, compañero y gran amigo, Stephen Knight. Tengo una confianza absoluta en él y nos hemos apoyado mutuamente. No tenemos ninguna ayuda pública y pienso que es necesario un apoyo institucional en un proyecto tan interesante y acorde con el lugar y el tiempo en el que vivimos”, reclama.
Lo que el público demanda
El público es el reflejo de un tiempo concreto en un lugar concreto. “Depende además de qué público estamos hablando, el del teatro es muy diferente del de la danza o de la música sinfónica, etc. Transbaroque tiene vocación a unir diferentes tipos de públicos para crear un caldo de cultivo donde surgirían ideas nuevas. Una ópera ballet como el Triunfo del Amor de Jean-Baptiste Lully requiere música (2 violines, 2 violas, una viola da gamba o violonchelo y un clave), cantantes (5 cantantes más sus sustitutos), danza (2 bailarines), y los «decorados» que son en nuestro caso, el vídeomapping (2 técnicos). A cada arte su público, donde el aficionado puede venir a disfrutar. El público busca evadirse de su vida cotidiana. El barroco juega con los efectos profundos del alma, nuestros seguidores salen transformados. El barroco es transformador”, explica Serge Herschon.
Poco apoyo de la política
Desgraciadamente, se lamentan desde la dirección “no hay apoyo institucional a la cultura, si tuviéramos solamente la décima parte de lo que se gasta en el deporte, estaríamos en otro planeta. Y cuando se gasta, se gasta mal: proyectos faraónicos, abandono de las pequeñas compañías que sobreviven simplemente porque las personas que las componen, lo hacen por puro amor al arte… ¿Dónde han ido a parar las ayudas post-covid? Nosotros no hemos visto nada. Sobre el terreno económico, la cultura es generadora de empleo y de crecimiento económico. Además de ser la marca de España y de Europa en el mundo”, explica.
Serge Herschon aspira a seguir con su proyecto y que se quede en la memoria de aquellos que acuden a ver sus espectáculos una experiencia que combina la música barroca, la danza histórica, el videomapping y la coctelería gastronómica, con representaciones de ópera barroca y conciertos en diversos formatos para un aforo reducido.
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