Loquillo apuntala su trono en Madrid: el rey del rock español se reivindica ante 15.000 fieles

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Twitter: Loquillo increpa a un trabajador en pleno concierto: "¡A vacilar a tu pueblo, aquí mando yo!"

José María Sanz Beltrán lleva más de 30 años tirando del carro del rock español como un auténtico miura y no parece que eso vaya a cambiar por el momento. Loquillo, como siempre se le ha conocido, cerró este viernes la gira ‘Salud y Rock and Roll’ en el Wizink Center de Madrid en uno de los conciertos más memorables que ha ofrecido en su carrera.

Poco antes de las nueve de la noche, los aledaños del recinto se encuentran invadidos por una legión de fans. Camisetas con el icónico pájaro loco, chupas de cuero y tupés inmaculados desfilan por la calle Goya con la ilusión por bandera. “Se viene una noche de las grandes”, asegura un fan al que acompaña su hija de la mano, uniformada como el que más.

Si algo tiene Loquillo es que es uno de los artistas más intergeneracionales del panorama español. Niños y mayores disfrutan con sus temas y el movimiento de rodilla se apodera de ellos sin remedio. La rock and roll actitud no entiende de edades y eso quedó demostrado este viernes.

Loquillo junto a Igor Paskual (Foto: EFE).

A sus 57 años, el hijo de nadie no sólo se niega a abdicar como rey del rock español, sino que ha dejado bien claro que su reinado durará hasta que él quiera, hasta el final de los días. El ‘rocker’ barcelonés, amante del baloncesto como pocos, puso en pie al público en el mismo escenario donde Luka Doncic había hecho lo propio apenas 24 horas antes. Tanto el esloveno como el catalán dieron un auténtico recital.

Fue en los temas más clásicos de Loquillo cuando el recinto más vibró, como no podía ser de otra manera. Cigarro en mano, El Loco paseó su carisma y su estilo a ritmo de ‘El Rompeolas’ y el público al unísono coreó su nombre. “No sé qué coño decir”, reconoció el artista en mitad de la exhibición. Pero no hacía falta decir nada, tan sólo seguir haciendo lo que mejor sabe: hacer suyos el micrófono y las tablas del escenario y continuar cargando sobre sus imponentes hombros con el peso de mantener viva la llama del rock patrio.

Hubo tiempo para clásicos como ‘La Mataré’ (sin absurdas polémicas), ‘Rock and Roll Star’, ‘Besos Robados’, ‘Feo, Fuerte y Formal’, ‘El Ritmo del Garaje’ y, como no, para ‘Cadillac Solitario’. Pero la noche también tuvo sus momentos emotivos. Loquillo, como representante máximo de una generación que se niega a desparecer, homenajeó a Johnny Hallyday, fallecido la semana pasada, en ‘Cruzando el paraíso’ y a Johnny Cash en ‘El hombre de negro’.

Buena parte de la ‘culpa’ del excelente estado de forma de El Loco la tiene su incombustible banda. Laurent Castagnet en la batería, Alfonso Alcalá con el bajo (y contrabajo), el guitarrista Mario Cobo (The Nu Niles) y Raúl Bernal a los teclados rozaron la perfección. Josu García regaló un solo de guitarra espectacular en ‘Memoria de Jóvenes Airados’ e Igor Paskual brilló con luz propia, lo que le sirvió para llevarse una gran ovación del respetable.

No lo necesita, porque sus fieles están entregados a su líder espiritual sin condición, pero el mayor ‘frontman’ de este país se ha batido a capa y espada en cada uno de los 140 conciertos que han conformado esta gira. Lope, Quevedo, Espronceda, los Machado, Rocinante y Platero. Todos se habrían rendido al Loco si hubieran estado en su fin de gira. Todos se habrían postrado ante el rey.

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