Descubrimiento sin precedentes: averiguan que los peces prehistóricos poseían articulaciones como los humanos
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Un estudio innovador publicado en la revista PLOS Biology ha revolucionado nuestra comprensión de la evolución de las articulaciones.
El equipo, liderado por investigadores de la Universidad de Chicago con la destacada participación de Neelima Sharma, ha desenterrado evidencia sorprendente que conecta nuestros movimientos diarios con los ancestros acuáticos.
¿La revelación? Los peces antiguos que nadaban en los océanos primigenios poseían articulaciones flexibles similares a las nuestras. Este hallazgo desafía la creencia arraigada de que estas estructuras complejas eran exclusivas de los vertebrados terrestres, abriendo nuevas vías para investigar los orígenes de las enfermedades articulares y la medicina regenerativa.
¿Poseían los peces articulaciones como los humanos?
Las articulaciones sinoviales, caracterizadas por cavidades lubricadas que permiten un movimiento suave y sin fricción, son esenciales para la agilidad y la flexibilidad de muchos animales.
Hasta hace poco, se pensaba que este diseño sofisticado era una innovación relativamente tardía, aparecida con la transición de la vida acuática a la terrestre. Sin embargo, el análisis detallado de fósiles y especies modernas ha revelado que estas articulaciones tienen raíces mucho más profundas.
Estas articulaciones son conexiones entre huesos o cartílagos que facilitan el movimiento con fricción reducida. Además, se distinguen por la presencia de un espacio o cavidad lubricada por un líquido fino. Esta configuración proporciona una combinación de fuerza y amplitud de movimiento, superando a las articulaciones fusionadas o cartilaginosas.
Por otra parte, las superficies óseas involucradas contienen células y proteínas especializadas que aseguran un movimiento suave y previenen el desgaste.
¿Qué técnicas usaron en este estudio sobre los peces y sus articulaciones?
El equipo de investigación empleó técnicas de imagenología de vanguardia para examinar fósiles de peces antiguos, incluyendo el Bothriolepis, un pez prehistórico que exhibía una cavidad bien definida entre los componentes de su esqueleto.
Este descubrimiento lo sitúa como uno de los primeros vertebrados con una articulación sinovial documentada. Además, el estudio de peces cartilaginosos modernos, como los tiburones bambú y las rayas, reveló la presencia de tejidos y proteínas en sus articulaciones que se asemejan a la arquitectura de las estructuras sinoviales.
Esta similitud sugiere que un ancestro común a estos peces poseía articulaciones capaces de flexionarse con mínimo desgaste.
Implicaciones evolutivas y médicas de las articulaciones flexibles de los peces
El hallazgo de articulaciones flexibles en peces antiguos tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión de la evolución de los vertebrados. Sugiere que la capacidad de moverse con mayor libertad y eficiencia surgió mucho antes de lo que se pensaba, impulsando la diversificación de los peces y su adaptación a nuevos nichos ecológicos.
La evolución de mandíbulas y articulaciones flexibles permitió nuevas formas de alimentación y locomoción, mejorando las posibilidades de supervivencia al facilitar la captura de presas y el escape de depredadores.
Desde una perspectiva médica, comprender los orígenes y el desarrollo de las articulaciones sinoviales podría abrir nuevas vías para tratar trastornos articulares como la osteoartritis. Estudiar cómo se formaron estas articulaciones en los peces antiguos podría revelar mecanismos para estimular la reparación del cartílago y prevenir su degeneración.
Los investigadores están explorando cómo otros grupos de fósiles encajan en esta nueva cronología evolutiva, con la esperanza de identificar el momento exacto en que estas características estructurales aparecieron en diferentes linajes de peces.