La amabilidad y el altruismo estimulan el cerebro según la ciencia
A nadie escapa que la amabilidad y el altruismo son valores muy interesantes y que, pese a que escasean hoy día más de lo que debieran, siguen siendo muy valorados por el ciudadano de a pie. Pues bien, ahora nuevos estudios muestran que no solo estimulan el cerebro, también nos hacen más inteligentes.
Así se observa en un nuevo estudio publicado en el diario especializado NeuroImage, llamado Comparativa fMRI meta-análisis de decisiones altruistas y estratégicas para dar.
Sin duda, más de uno debería echar un ojo a estos resultados. Y es que la investigación arroja información interesante, puesto que deduce y concluye que una decisión de compartir recursos es una piedra angular en una sociedad cooperativa.
Es decir, puesto que vivimos en cooperativa, en comunidad, la función social es importante, y es que los elementos filosóficos que entran aquí en juego aluden a la generosidad como estrategia y la importancia del altruismo.
Por qué es tan importante la amabilidad y el altruismo
Si se busca un beneficio propio, la solidaridad de cualquier tipo es moralmente inútil. Esto es lo que se conoce como generosidad estratégica, que se observa también en la filantropía que, en última estancia, busca goce personal.
Sin embargo, cuando el altruismo es puro y se basa en la amabilidad, aunque no es tan conveniente para un individuo capitalista, sí que obra de forma muy positiva en nuestro organismo de manera objetiva y subjetiva.
Y ahora, según este estudio, se ha demostrado que el procedimiento clínico del fMRI, al observar regiones cerebrales activas mientras se ejecuta una tarea, permite comprobar cómo responde el cerebro en base a los fundamentos de la toma de decisiones.
Es decir, que una persona realmente altruista lejos de beneficios propios y actitudes estratégicas estimula regiones del cerebro que de otra forma jamás se podría alcanzar.
Tras la resonancia, el estudio demostró que el altruismo desinteresado estimula la corteza cingulada anterior subenual activada, así como la corteza prefrontal ventromedial, que participa consistentemente en estas decisiones generosas.
Es decir, esta forma de actuar potencia capacidades cerebrales que son únicas, y que de otra forma no es posible activar, por lo que nos hace más inteligentes, además de otorgar sentimiento de satisfacción y felicidad.
Así que, parece que la conclusión es evidente, las personas amables y altruistas suelen ser más inteligentes, y también más felices. Por lo que, si seguimos los preceptos de la ciencia, ya sabemos cómo actuar para vivir mejor.
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