El truco para que los niños no peguen a otros, según el psicólogo infantil Álvaro Bilbao
El psicólogo infantil Álvaro Bilbao da tres claves para que los niños no peguen
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Controlar los impulsos en los niños pequeños puede ser un desafío para cualquier familia. Las emociones intensas, la frustración y la falta de herramientas para expresarse de forma adecuada son factores comunes que conducen a comportamientos como pegar. Este tema, que preocupa a padres y cuidadores, ha sido abordado por el psicólogo infantil Álvaro Bilbao en su perfil de TikTok, donde comparte estrategias prácticas para ayudar a los niños a manejar estas situaciones y en concreto ofrece tres claves a modo de truco para que los niños no peguen.
Uno de los puntos clave que destaca Bilbao es que simplemente decir «no se pega» no es suficiente. Aunque esta frase es común en muchos hogares, no aborda la raíz del problema: la inmadurez emocional y la falta de control de los impulsos en los niños. Bilbao insiste en que es responsabilidad de los adultos guiarles y enseñarles herramientas para canalizar sus emociones de manera saludable. De este modo, el psicólogo ofrece el truco para poder evitar que los niños peguen a través de claves como ayudarles a que se controlen, ofrecer nuestra ayuda cuando sientan el impulso de pegar o anticiparnos a que se produzca cualquier situación en la que el niño pueda acabar teniendo ganas de pegar a otro.
El truco para que los niños no peguen a otros
Para desarrollar el truco para que los niños no peguen a otros, el psicólogo propone tres consejos principales que pueden marcar la diferencia: ayudarles a controlarse, ofrecer pautas claras y anticiparse a las situaciones de conflicto. Estas estrategias no sólo buscan prevenir episodios de agresión, sino también fomentar un entorno de aprendizaje y comunicación efectiva entre padres e hijos.
Ayúdales a controlarse
Según Álvaro Bilbao, los niños pequeños no tienen la capacidad innata de controlar sus impulsos, por lo que necesitan la guía y apoyo de los adultos. Decir «no se pega» no tiene el impacto deseado si no va acompañado de una enseñanza más profunda. Es fundamental que los padres trabajen junto a los niños en el manejo de sus emociones, ayudándoles a identificar lo que sienten y ofreciendo alternativas para expresar su frustración.
Por ejemplo, cuando un niño muestra señales de enojo, el adulto puede intervenir de forma calmada y ayudarle a nombrar lo que está sintiendo. Esto no sólo valida sus emociones, sino que también les enseña que no están solos en el proceso de aprender a gestionarlas. Este acompañamiento es esencial para que el niño entienda que sus sentimientos son normales, pero que existen formas más adecuadas de manejarlos.
Dar pautas claras
Otro aspecto que Bilbao enfatiza es la necesidad de dar pautas claras para que los niños sepan cómo actuar en lugar de pegar. Cuando un niño está a punto de reaccionar de manera agresiva, ofrecerle una alternativa concreta puede ser muy efectivo. Frases como «Si sientes que vas a pegar, ven conmigo y buscamos una solución juntos» les proporcionan una salida válida y les enseñan a recurrir a sus padres o cuidadores en momentos de dificultad.
Esta técnica no sólo previene comportamientos agresivos, sino que también refuerza la idea de que los adultos están allí para ayudarles. Al ofrecerles un modelo de resolución de conflictos, se fomenta en los niños una mentalidad de cooperación y diálogo, que será clave para sus interacciones futuras.
Orientación anticipatoria
La tercera estrategia propuesta por Álvaro Bilbao es la orientación anticipatoria, una técnica que consiste en preparar al niño para situaciones potencialmente conflictivas antes de que ocurran. Este enfoque preventivo es especialmente útil en eventos sociales, como reuniones familiares o fiestas, donde los niños pueden sentirse abrumados o incómodos.
Por ejemplo, antes de asistir a una fiesta, los padres pueden conversar con el niño sobre lo que puede esperar y cómo debería actuar si algo no le gusta. Enseñarle a decir «no» de manera respetuosa, pedir las cosas por favor o buscar ayuda son herramientas prácticas que pueden evitar conflictos. Este tipo de orientación permite al niño sentirse más seguro y preparado, reduciendo así la probabilidad de comportamientos impulsivos.