3 consejos para que el niño sea obediente

3 consejos para que el niño sea obediente
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Pataletas, ataques de ira e incluso rabietas son algunas de las acciones que llevan a cabo los niños cuando se les riñe o cuando no quieren hacer lo que se les ordena. Es decir, son las herramientas que tienen para dejar claro que no piensan seguir las indicaciones que sus padres les han dado.

Y eso es algo que debe evitarse desde temprana edad. Es importante que los menores aprendan que hay normas que hay que cumplir y que no siempre pueden hacer lo que les venga en gana.

Por ese motivo, hay que trabajar al respecto. Los adultos tienen que tomar medidas y llevar a cabo acciones para hacer que sus hijos sean obedientes. ¿Cómo conseguirlo? Partiendo de estos consejos de gran utilidad:

1-Establecer rutinas en casa

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Una de las normas fundamentales que deben acometerse para lograr que los pequeños obedezcan es imponer en el hogar una serie de rutinas, que serán inamovibles, salvo casos excepcionales. Nos estamos refiriendo a cuestiones tales como horarios para levantarse por la mañana, para ir a dormir o para bañarse.

De la misma manera, esos hábitos también deben referirse a establecer pautas en cuanto a comer, a cómo hay que comportarse en la mesa, a recoger los juguetes o a leer un cuento antes de dormir.

Para que siempre tengan claras esas normas, es importante que, por lo menos durante las primeras semanas, se hagan visibles en casa. Y una buena alternativa es crear entre todos un mural donde aparezcan recogidas, para colocarse en un espacio común y de uso diario.

2-Ejemplo

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Para lograr que los pequeños no sólo aprendan las normas sino que las cumplan, es decir, que sean obedientes es importante que sus papás ejerzan como ejemplo. Y es que si los adultos respetan todo lo acordado y establecido, los imitarán.

3-Refuerzos positivos y castigo

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De la misma manera, es fundamental que los padres adopten una postura firme para lograr el propósito que estamos tratando. Eso supone que, cuando sus hijos no obedezcan las normas, les impongan un castigo, que nunca será físico y que siempre será acorde a lo sucedido, es decir, no será desproporcionado.

Por otro lado, es vital también que, cuando los menores respondan correctamente a las órdenes y cumplan con lo que deben, los adultos les reconozcan lo que han hecho. Eso supone que les refuercen positivamente mediante frases como “lo has hecho muy bien”, con muestras de cariño como puede ser un beso o un abrazo e incluso otorgándoles un “premio”. Este último puede consistir en salir al parque, ir al cine, comer algo que le gusta, disfrutar juntos de un ratito de juegos…

Y, por supuesto, hay que recordar que, bajo ningún concepto, los papás tienen que dejarse “sobornar”. Es decir, que no pueden permitir a sus pequeños que se salten las normas simplemente porque lloran, porque montan una pataleta o porque gritan. Si no hay firmeza en las decisiones, no se podrá conseguir que se conviertan en personas obedientes y conocedoras de las consecuencias que tienen sus actos.

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