El musical del West End ‘The Rocky Horror Show’ viaja a Palma
La sala magna del Auditórium acogió el estreno de esta producción la noche del 16 de octubre con un gran éxito
El mes de junio de 1973 se estrenó en el Royal Court Theatre del West End londinense el musical The Rocky Horror Show, tributo humorístico que se inspiraba en cómics y películas de terror y ciencia ficción, de finales de los años 40 e inicios de los 50, escrito por el actor y músico neozelandés en paro, Richard O’Brien, teniendo como referencia las producciones de serie B. Sobre el papel todo era muy extravagante o muy friki, si lo prefieren.
El asunto es que dos años después, 1975, se llevó a la pantalla grande una suerte de calco, ahora como The Rocky Horror Picture Show, dirigido por Jim Sharman. De esta manera la popularidad adquirida por el musical llegó a tanta notoriedad en la pantalla que pasó a convertirse en un icono desde el momento en que en las funciones de medianoche los espectadores tomaron la costumbre de vestirse como los intérpretes e interactuar con la película, lo que ha seguido produciéndose sin interrupciones hasta el presente.
Vayamos ahora al estreno del musical la noche del 16 de octubre en la sala magna del Auditórium de Palma. Entre el público, numerosos espectadores iban disfrazados y, en efecto, interactuando esta vez con el musical creando situaciones hilarantes bien acogidas por el narrador (James Gaddas), quien salía del paso replicando con acierto aquellas salidas de tono.
Lo primero de todo debo felicitar al Auditórium de Palma y a Rubio Producciones por este gran acierto puesto que nos han permitido pellizcar por un momento el genuino West End londinense, encarnado en esta gira del 50 aniversario de The Rocky Horror Show y, además, con un valor añadido: en el papel del doctor Frank –N- Furter está el cantante australiano Jason Donovan, que ya fue llamado el año 1998 para intervenir en el vigésimo quinto aniversario y por supuesto asumiendo el mismo papel de científico travestido sólo que en esta ocasión sube al escenario con 58 años cumplidos y cuánta frescura en el papel sin embargo. En realidad todo el espectáculo es luminoso.
Impresionante la disciplina coreográfica del conjunto. Sin fisuras. Siempre, al más alto nivel de exigencia, tanto en las voces como en los movimientos de conjunto y en el dictado dramático de cada uno de los personajes. Desde Trixie, la acomodadora, a Riff Raff, el sirviente jorobado, pasando por los novios (Brad Majors y Janet Weiss) y el profesor paralítico Everett Scott, y por encima de todo el doctor Frank –N- Furter (Jason Donovan) el siniestro científico travesti, sumido en la creación de Rocky, especie de monstruo a lo Frankenstein aunque musculoso y bien parecido.
Un total de diecisiete números con sus correspondientes temas musicales se van sucediendo, cabalgando el relato y probablemente el más conocido sea Sweet transvestite, marcando la áurea presencia en escena de doctor Frank con un glamour provocador, que a partir de entonces será omnipresente. El ritmo es trepidante pero en absoluto atropellado, a pesar de lo descabellado del relato, a saber. La pareja de novios, una noche tormentosa, se queda a dos velas con el vehículo averiado, encontrando finalmente refugio en un castillo siniestro, que acabaremos sabiendo que es una nave espacial.
La genialidad de Richard O’Brien, el autor, es haber captado la libertad de creación a inicios de los años 70 cuando lo posmoderno ya estaba llamando a la puerta, aunque fuera de manera inconsciente. Tanto travestismo nada tiene de estrafalario y sí mucho de premonitorio: el cambio de ciclo y de ruptura de esquemas hasta acabar en la provocación. La diferencia con el presente, es que predomina la ideología, mientras en aquel entonces había amplios márgenes para fantasear y crear sinceros frentes contraculturales.
Lo importante, en todo caso, es que un pedacito del West End ha decidido venirse a Palma a pasar cinco días. He visto musicales en Londres y me quedo especialmente con Los Miserables y Lady Saigón, aunque me faltaba la referencia de viajar a Londres en la butaca de la sala magna del Auditórium. Merece la pena, vaya que sí.
Un apunte final. Jason Donovan tiene una larga trayectoria en Australia en su condición de músico. Uno de los temas que llevó al número 1 –corría el año 1989- fue Sealed with a kiss. En realidad es un tema del año 1960 de The Four Voices, que no llegó a despegar. Hasta que en 1962 lo llevaría al número 1 Bryan Hyland, si bien el éxito definitivo se debe a Donovan que, después de colocarlo en el número 1, lo cantó en dueto con Kylie Minogue.
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