La Catedral de Palma celebra el Domingo de Pascua con la ausencia de los Reyes por tercer año consecutivo
Los Reyes rompen de forma definitiva una tradición que iniciaron en 1995 Don Juan Carlos y Doña Sofía
Muchos ciudadanos se han concentrado junto a la Catedral con la esperanza de poder saludar a miembros de la Familia Real
Palma ha celebrado el Domingo de Gloria con procesiones del encuentro y oficios solemnes en todas las parroquias y, por tercer año consecutivo, sin la presencia de los Reyes. En la Catedral de Palma el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha presidido la misa de Pascua en un templo abarrotado pero sin la asistencia de ningún miembro de la Familia Real. Fue en 2022 cuando los Reyes pusieron fin a una tradición que iniciaron en 1995 Don Juan Carlos y Doña Sofía, y que luego prosiguieron el Rey Felipe VI y la Reina Letizia.
Desde 1995 y hasta 2019, la misa del Domingo de Resurrección reunía en la Catedral a toda la Familia Real con la salvedad de 2020 y 2021 cuando la celebración fue a puerta cerrada por la pandemia. En 2022 y 2023 ya ningún miembro de la Familia Real asistió a la misa de Pascua y este año ha sido la confirmación de la ruptura de lo que se había convertido en una tradición que se prolongó durante 27 años.
De todos modos muchos ciudadanos se han concentrado a las puertas de la Catedral pensando que tendrían la posibilidad de contemplar a algún miembro de la Familia Real aunque estaba anunciada su ausencia.
El año pasado la Reina emérita Doña Sofía acudió el Jueves Santo a la emblemática Procesión del Santo Cristo de la Sangre de Palma pero no así este año. El Lunes Santo estuvo en la Catedral para asistir al Concierto de Semana Santa: Réquiem de Mozart, celebrado a beneficio de la entidad Proyecto Hombre pero posteriormente abandonó Mallorca.
Como ya se ha indicado, la asistencia de los Reyes a la Misa de Resurrección era una tradición que se inició en 1995 con don Juan Carlos y doña Sofía. Desde entonces la imagen se fue repitiendo de año en año y era habitual la concentración de turistas y ciudadanos en las puertas del templo para ver la llegada y salida de Sus Majestades.
La imagen del año 1998 fue la de los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía junto al entonces Príncipe Felipe y sus hermanas Elena y Cristina acompañadas de sus esposos, Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarin.
La misas de Pascua del año 2004 fue la primera que contó con la incorporación de Letizia, entonces recientemente prometida a Felipe. Se fue incorporando gente a la fotografía de la Familia Real a las puertas de la Catedral aunque pronto desapareció Jaime de Marichalar, que se separó de la infanta Elena. En 2006 tuvo lugar la primera misa de Pascua con presencia de la princesa Leonor.
También desaparecieron de la Misa de Pascua primero Iñaki Urdangarin y después la infanta Cristina y sus hijos.
En 2012 fue una de las misas de Pascua más recordadas. Tras la celebración, el Rey Juan Carlos se marchó rápidamente para iniciar su fatídico viaje a Botsuana. En los siguientes años don Juan Carlos y doña Sofía no asistieron a la celebración cediendo todo el protagonismo a los Reyes, Felipe y Letizia, y a sus hijas. Los Reyes Eméritos regresaron a la celebración de Pascua en 2018. Fue el año en que doña Sofía y doña Letizia protagonizan un enfrentamiento una vez finalizada la misa, una imagen que dio la vuelta al mundo.
Las dos reinas se disputaban a la princesa Leonor y la infanta Sofía. La reina emérita quería hacerse una foto con sus nietas y Letizia se opuso alegando que era algo que no estaba previsto en el protocolo. Al año siguiente los Reyes, sus hijas y Doña Sofía volvieron a la Catedral ofreciendo una imagen de suma sintonía y simpatía entre ellos.
Misa de Pascua en la Catedral
La misa de este Domingo de Pascua ha comenzado a las 10.15 horas, con la procesión del Santo Encuentro, en la que la imagen de Jesús Resucitado sale de un lateral de La Seu, portada por la familia Dameto, para encontrarse con la de la Virgen María, que sale del otro lateral, portada por la familia Truyols, frente al presbiterio.
El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha reivindicado en su homilía «la vida» frente a «los ataques y bombardeos sobre inocentes» en lugares como «Palestina, Israel, Ucrania y Rusia, y en tantos otros donde», según ha lamentado, «parece no haber salida y dónde todavía crece más el ambiente de destrucción y de muerte».
Taltavull se ha pronunciado así durante su homilía, en la que se ha hecho eco de la reflexión que el Papa Francisco hizo este sábado, durante la Vigilia Pascual, en la que comentó que al igual que la piedra de la entrada del santo sepulcro «representa el final de la historia de Jesús, sepultada en la oscuridad de la muerte», las personas «a veces también sentimos que lápida ha sido colocada pesadamente en la entrada de nuestro corazón bloqueando el camino hacia la alegría y la esperanza». Estos vacíos, dijo el papa Francisco, y ha recordado Taltavull, «los encontramos en los fracasos y en los miedos, en todas las cerrazones, en los muros del egoísmo y de la indiferencia, en todos los anhelos de paz quebrantados por la crueldad del odio y la ferocidad de la guerra».
Así, el obispo de Mallorca se ha referido al hecho de que Resurrección de Jesús coincida en unas «coordenadas históricas» que actualmente, «por desgracia, a nivel real e informativo, muestran más la derrota de la dignidad humana que no su rehabilitación». Y, frente a ello, ha pedido a los fieles, lanzar «un grito a favor de la vida» y pronunciarse «en contra de la cultura de la muerte», en una actitud «valiente que demuestra que» los creyentes «creemos que, gracias a la resurrección de Jesús, la vida ha ganado para siempre».
En esta línea, Taltavull ha considerado que frente a esta situación «tenebrosa» la respuesta para que «comience a brillar la luz de la resurrección» es «el amor» y la «fe» como se ha podido ver, estos días, en numerosas procesiones en Palma y la Part Forana. Si bien, respecto a esta «religosidad sincera», el obispo ha lamentado que «demasiadas veces» esta se presenta «desconectada de la práctica sacramental» y, por ello, ha pedido a los feligreses «pasar de una fe de costumbre social a una fe adulta, consciente y libre».