OkBaleares
mallorca

El Ayuntamiento ordena el cierre total de actividades en la Plaza de Toros de Palma

Esta medida impuesta por incumplimientos reiterados obliga a promotores de grandes conciertos y festivales a buscar nuevas localizaciones

El Ayuntamiento de Palma ha decidido poner fin a una situación que se arrastra desde hace años. Esta semana, el departamento de Actividades, respaldado por informes de los servicios jurídicos municipales, ha denegado la autorización de cualquier tipo de actividad en la Plaza de Toros de la capital balear debido a deficiencias e incumplimientos persistentes por parte de los responsables del recinto.

La medida llega tras recibir el Consistorio numerosos requerimientos judiciales que solicitaban información y acciones para garantizar el descanso vecinal. Paralelamente, la Patrulla Verde de la Policía Local acudió en repetidas ocasiones al interior del Coliseo Balear, donde verificó las infracciones denunciadas, levantó actas y activó distintos procedimientos sancionadores.

Con estos antecedentes, el Ayuntamiento ha dictado la paralización total de actividades hasta que la propiedad aplique medidas correctoras que deberán ser posteriormente verificadas. Según fuentes consultadas por OKBALEARES, en cuestión de semanas podrían volver a autorizarse actividades que no incluyan música o que no superen los límites sonoros permitidos.

Sin embargo, las mismas fuentes consideran «muy complicado o imposible» que el recinto vuelva a albergar grandes conciertos o festivales, lo que deja en el aire toda la programación musical anunciada y obliga a los promotores a buscar nuevas localizaciones.

La administración municipal recuerda que la problemática no es nueva. Los contenciosos interpuestos por residentes en este barrio de Palma -afectados directamente por el ruido- se han acumulado en los últimos años, sumándose también las advertencias emitidas por la Defensora de la Ciudadanía tras recibir quejas de la Asociación de Vecinos del Coliseo Balear.

Los testimonios recogidos por estos vecinos apuntan a graves incumplimientos de la normativa acústica, así como problemas de movilidad y seguridad durante los eventos que allí se han celebrado. No obstante, fue el ruido el principal detonante para la intensificación de las quejas: en una de las actuaciones históricas del recinto, el motorista Edgar Torrontegui llegó a presumir públicamente de haber alcanzado los 120,1 decibelios, un nivel comparable al despegue de un Boeing 737 a menos de 25 metros, en una zona rodeada de viviendas.

La Organización Mundial de la Salud advierte desde hace años de que una exposición prolongada a niveles superiores a 85 dB puede causar daños irreversibles en la audición y afectar a la salud general, recordando que el impacto es mayor cuanto más se superan estos umbrales.

Pese a algunas mejoras puntuales en horarios y frecuencia de los eventos, los vecinos aseguran que no existe garantía de continuidad y que la problemática podría reproducirse en cualquier momento. El Ayuntamiento de Palma, por su parte, sostiene que el caso del Coliseo Balear refleja un problema más amplio: los efectos del ruido en distintos barrios de la ciudad y la necesidad de actuar ante situaciones de incumplimiento reiterado.