Moreno logra una mayoría absoluta histórica en Andalucía, Sánchez se pega un batacazo y Vox gripa
Los 58 escaños del PP y los 14 de Vox dan a la derecha 72 de los 109 diputados del Parlamento andaluz
Los 30 escaños del PSOE son el peor resultado de su historia
Vox gana dos escaños, pero no podrá condicionar al PP con sus políticas
La clave del apabullante triunfo de Moreno: 300.000 votantes ‘robados’ al PSOE y hasta 150.000 a Vox
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Feijóo celebra el triunfo de Moreno: «Gana la política seria y moderada que España necesita»
Vuelco histórico en Andalucía, feudo por antonomasia del socialismo español. El PP se anota una victoria arrolladora con mayoría absoluta (58 escaños), supera ampliamente los escaños de toda la izquierda junta (37) y la mayoría social de la derecha (59,7% de los votos) tritura a la que representan el PSOE y los comunistas (36,2%). Juanma Moreno, el hombre tranquilo que pedía una mayoría suficiente después de haber gestionado con moderación los cuatros años del cambio, volverá a ser presidente de la Junta sin las hipotecas de Vox, desinflado en las urnas el efecto Olona con el que aspiraba para colarse en el Gobierno andaluz.
“A España no la va a reconocer ni la madre que la parió”. La frase que Alfonso Guerra inmortalizó tras la primera victoria del PSOE en unas elecciones generales ha alumbrado su correlato este domingo en Andalucía. La histórica fortaleza del socialismo patrio se ha venido definitivamente abajo ante el empuje del PP, y a ver quién reconoce ahora a esa Andalucía donde se impone de forma abrumadora esa derecha reducida por sus adversarios al estereotipo de terratenientes y señoritos. El PP, con 58 escaños, y Vox, con 14, amasan 72 de los 109 diputados que se sientan en el Parlamento andaluz. Son 35 más de los que han cosechado conjuntamente el PSOE (30), los podemitas de Por Andalucía (5) y Teresa Rodríguez con En Adelante (2).
No es la primera victoria del PP en unas elecciones andaluzas (Javier Arenas consiguió ser el más votado en 2012, pero el PSOE e IU le cerraron el paso al palacio de San Telmo), pero sí la primera por mayoría absoluta y, por tanto, la primera que deja a la izquierda sin ninguna opción de gobierno. Los andaluces han demostrado no estar defraudados del cambio que se produjo hace cuatro años. Al contrario, han acudido a las urnas para fortalecerlo. Andalucía se sentía cómoda con su presidente y su Gobierno, de ahí que la lista encabezada por Moreno haya pasado de 26 a 58 escaños, 32 más que hace cuatro años, gracias al poder de su candidato para absorber a Ciudadanos, que no ha superado el test de supervivencia y se queda sin representación, y a atraer votos de socialistas desencantados.
Hundido
Los 30 escaños del PSOE son el peor resultado de su historia. Qué lejos de los 66 diputados con los que se estrenó en 1982. Sin remontarse al siglo pasado, en 2004, el hoy condenado Manuel Chaves recibía la confianza de 2.260.000 andaluces, el 50,3%. Dieciocho años después, al PSOE apenas les quedan 880.000 fieles y ha perdido por primera vez en Sevilla. Son alrededor de 120.000 votos menos que los cosechados por Susana Díaz hace casi cuatro años.
Al PSOE de Andalucía se le abre por delante una larga travesía del desierto hasta aproximarse a ser la sombra de lo que fue después de que su candidato se haya visto lastrado por la gestión del líder del PSOE como presidente del Gobierno. Pocas tierras como la andaluza no comprenden los pactos de Pedro Sánchez con golpistas y proetarras.
Pero no toda la culpa es del presidente del Gobierno. El socialismo andaluz ha pasado de ser identificado con la “foto de la tortilla” (la imagen juvenil y esperanzada de unos jóvenes Felipe González, Alfonso Guerra, Luis Yánez y Manolo Chaves, entre otros, que se alzaron después con el poder en España) a la de esa panda de presidentes y consejeros de la Junta condenados por defraudar más de 600 millones de euros de los parados y pagar en los puticlubs con las tarjetas asociadas al presupuesto público.
Insuficiente
Las elecciones andaluzas se le han atragantado también a Vox, donde aspiraba a ser decisivo en la formación del futuro Gobierno. De poco le ha servido al partido conservador enviar a Andalucía a Macarena Olona, uno de sus mejores activos en el Congreso de los Diputados. Vox gana dos escaños y sube hasta 14, pero queda relegado a la oposición y no podrá condicionar con su políticas al PP, tres meses después de haber estrenado con júbilo en Castilla y León su primera vicepresidencia.
El triunfo descomunal de Moreno demuestra, como antes hicieron Feijóo en Galicia y Ayuso en Madrid, que a Vox no le detiene la izquierda con su falso e impostado grito ‘antifascista’, sino el PP con proyectos capaces de seducir a las mayorías sociales.
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